Formación para cambiar el destino de cientos de mujeres en Burkina Faso

Manos Unidas apoya la formación profesional de 485 mujeres.

Formación para cambiar el destino de cientos de mujeres en Burkina Faso. Fotografía: Salesianas Don Bosco

En Koubri, comunidad rural situada a 20 kilómetros de Uagadugú, capital de Burkina Faso, la principal actividad de la población es la agricultura de subsistencia. La vida de los habitantes de este pueblo, especialmente las mujeres, está marcada por la precariedad.

A pesar de que constituyen más del 50 % de la población, las mujeres tienen una presencia casi nula en la vida de la comunidad. La pertenencia de la mayoría de ellas a la etnia Mossi, les hace ser víctimas de las tradiciones más arraigadas entre los integrantes de este pueblo: sometidas a los hombres, sufren discriminación en todos los aspectos de su vida, incluidos el acceso a la educación, a la sanidad, a la producción o a la propiedad.

La llegada de las hermanas salesianas a Koubri, como respuesta a la llamada del cardenal Philipe Ouedraogo, constituyó una pequeña “revolución” en la comunidad.

Las hermanas salesianas han iniciado una "revolución" para las mujeres de Koubri. Fotografía: Salesianas Don Bosco.
Las hermanas salesianas han iniciado una "revolución" para las mujeres de Koubri. Fotografía: Salesianas Don Bosco.

«En 2012 empezamos las gestiones para poner en marcha el primero de nuestros proyectos aquí, en Koubri», explica la hermana Bernarda García, encargada durante más de una década de los centros María Auxiliadora, puestos en marcha por la congregación para hacer frente a la grave discriminación que sufrían las mujeres ya desde niñas.

Encontrar agua en ese terreno no fue fácil. Pero se consiguió. Tenía que conseguirse. Y, tras ello, había que ganarse la confianza de la comunidad.

«Empezamos con la acogida de los niños, que venían a jugar y a hacer talleres con nosotros. Así fue cómo empezamos a conocer a los vecinos. Después empezamos a visitar los hogares. Hicimos un estudio del medio, tuvimos encuentros con las mujeres, los jefes del pueblo, el párroco, el alcalde…», recuerda Bernarda.

Y, así, paso a paso, se fue abriendo el camino para para poder empezar las actividades.

Grupo de mujeres en Burkina Faso. Fotografía: Salesianas Don Bosco.
Grupo de mujeres en Burkina Faso. Fotografía: Salesianas Don Bosco.

La misionera salesiana asegura que los proyectos con mujeres que pusieron en marcha con Manos Unidas «están entre los más importantes».

Primero fueron un internado o casa de acogida y un centro donde se imparten talleres de informática, peluquería, costura, y otros cursos teóricos para diferentes formaciones.

La demanda de formación es cada vez más alta y el estado burkinés no tiene capacidad de dar una cobertura a esta demanda. Manos Unidas ha querido dar respuesta a estas carencias, apoyando la formación profesional de 485 mujeres y jóvenes mediante la capacitación en pastelería, peluquería, cocina, jabonería, tintura textil y jardinería. Con esto, se facilita su independencia económica a través de microempresas o de la venta de sus productos, y favoreciendo su desarrollo auto sostenible y el de sus familias.

«Además, en el internado acogemos a las niñas que vienen de pueblos de los alrededores, que no tienen la oportunidad de estudiar secundaria, porque son pobres, porque sus padres las ponen a trabajar, o porque son casadas precozmente… Estas niñas tienen la posibilidad de quedarse con nosotros pagando una pensión mínima. Hacen un curso de formación profesional, obtienen un diploma y generalmente se les ayuda a buscar un trabajo. Que eso es muy importante»

La demanda es tan alta, que las hermanas han tenido poner cursos de mañana y tarde.

En los últimos tiempos asistían a los talleres madres solteras, o casadas muy jóvenes, con sus hijos. «Estas mamás nos mostraron su preocupación por la formación de sus hijos. Y nos pidieron una guardería y una escuela infantil para ellos. Y una vez más acudimos a Manos Unidas y, gracias a ello, hemos construido y equipado la escuela infantil».

Ahora, todas estas mujeres tienen la posibilidad de aprender y de ganarse la vida. Aprenden a vivir en sociedad y a respetar y ser respetadas. Porque en los centros de María Auxiliadora se trabajan valores humanos y cristianaos, siempre desde el respeto a las diversas religiones, razas y etnias, y se acoge a todos aquellos que lo necesitan.

«Y los niños del barrio siguen viniendo a jugar…».

Niños jugando en en los centros de María Auxiliadora. Fotografía: Salesianas Don Bosco.
Niños jugando en en los centros de María Auxiliadora. Fotografía: Salesianas Don Bosco.

 

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