La dura lucha por sobrevivir en el desierto del Thar (India)

Apoyamos un proyecto en un lugar donde obtener agua es un desafío.

Descubre la historia de Laxmi, una Pashu Sakhi («amiga de los animales»), y beneficiaria del proyecto.

Rajastán es una región tan fascinante como difícil para la vida de sus habitantes.

Situado al noroeste de la India, el estado de Rajastán es conocido como la tierra histórica de los «rajputs», antiguos y valerosos guerreros. El desierto del Thar cubre gran parte de esta exótica y pintoresca región, en la que se edificaron ciudades mágicas, como Jaisalmer o Jodhpur, que parecen sacadas de los cuentos de las mil y una noches.

Sin embargo, esta realidad convive con otra muy distinta, la de los habitantes de estas tierras inhóspitas que, día a día, luchan por sobrevivir en las condiciones más adversas, con precipitaciones tan erráticas que la lluvia de todo un año puede caer en un solo día y con temperaturas que pueden llegar a los 47°. No existe acceso al agua en superficie, y los recursos hídricos subterráneos son demasiado profundos y salobres.

La principal y mayoritaria forma de subsistencia es la agricultura, seguida de la cría de animales y las actividades ocasionales en el sector de servicios. Las continuas sequías están llevando a una aguda escasez de alimentos, forraje y agua potable. Ello obliga a los pequeños agricultores a abandonar su ocupación tradicional y emigrar en busca de precarios jornales para su subsistencia.

Las mujeres, como ocurre demasiadas veces, ocupan el estatus más bajo en la sociedad. A pesar de su contribución al bienestar de sus familias y de la comunidad, están marginadas en la toma de decisiones a todos los niveles.

Las duras condiciones climáticas han empujado a las comunidades a buscar nuevas formas de obtener agua y cuidar la tierra para mejorar la alimentación de las familias.


Una mujer de la región ordeña a una cabra. | Foto: DISHA.

Acceder al agua y mejorar la producción

Ante esta situación, DISHA –los servicios sociales de la Diócesis de Ajmer– inició hace dos años un proyecto en 15 aldeas de Barmer, la zona más árida del desierto del Thar, cuyo objetivo es incrementar la seguridad alimentaria de estas comunidades. Trabajan en tres ejes principales y uno transversal:

  • Aumentar la disponibilidad de agua para beber y regar aun en periodos de escasez, a través de la construcción de sistemas de recogida de agua de lluvia
  • Incrementar la producción agrícola y ganadera mediante la capacitación técnica y la mejora de la cría de ganado
  • Diversificar los ingresos desarrollando alternativas a los recursos habituales, a través de la artesanía local de las mujeres.
  • Como eje transversal, se está reforzando la organización comunitaria, con grupos de mujeres que representan a su aldea y abordan los problemas de desarrollo.

Gracias a esta iniciativa, las familias están obteniendo mayores ingresos y, con vistas al largo plazo, están poniendo los cimientos para una transformación social y económica.


Una cabra bebe del abrevadero. | Foto: DISHA.

Como nos cuenta Deva, una de las participantes en el proyecto, las estructuras de recolección de agua están cambiando su vida; ya no tiene que caminar largas distancias en busca de agua y podrá acceder a ella en los meses de escasez.

En el caso de Geeta, está consiguiendo mejores cosechas a partir de los cambios que ha hecho en la gestión de la tierra. Además, está produciendo mejor forraje para su ganado, lo que a su vez le permite producir más leche para alimentar a sus hijos.

En total, más de 5.000 mujeres se están beneficiando de alguno de los componentes del programa. Y al escuchar sus historias, sus inquietudes y sus logros, vemos claro que el proyecto está recogiendo sus frutos.

En cada siembra, Deva, Geeta y tantas otras mujeres están plantando también las semillas del cambio, y la esperanza de un futuro mejor.

Artículo publicado originalmente en el número 220 de la revista oficial de Manos Unidas.
Haz clic aquí para acceder.

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