Los muertos por la violencia se cuentan ya por miles en Sudán del Sur. Recientemente, más de 200 personas pasaron a engrosar la lista de los fallecidos por un conflicto que enfrenta a las tropas rebeldes del anterior vicepresidente del país con el ejército del presidente Salva Kiir, que estalló el pasado 15 de diciembre.
Las víctimas de este naufragio trataban de escapar, cruzando el Nilo Blanco, de Malakal, ciudad del norte del país considerada la puerta hacia una zona petrolífera del alto Nilo, donde desde hace días se desarrollan intensos combates. El ferry en el que huían, iba tan sobrecargado, que terminó hundiéndose en las aguas del río. A bordo iban centenares de personas, entre ellos, numerosos niños.
El obispo de Tombura-Yambio, aseguró el lunes pasado que el mejor regalo que podría tener Sudán del Sur es la PAZ. “La buena gente de Sudán ha sufrido los estragos de la guerra, aún sin haber participado en ella. Este pasado necesita ser recordado a algunas personas de esta nación que parecen haber olvidado de donde vienen”, afirma el religioso para pedir una cadena de oraciones por la paz en su país.
“Una joven nación como la nuestra necesita abrazarse a su pasado para evitar repetir los errores que trajeron tanta muerte, sufimiento y humillación”, asegura, antes de hacer un llamamiento por la paz en Sudán del Sur, “un llamamiento que surge de lo más profundo de mi ser”.
Además, diversos organismos internacionales han levantado ya la voz de alarma contra un conflicto que, de no detenerse a tiempo, podría convertirse en una más de las sangrientas guerras que empobrecen aún más al maltrecho continente africano.
Por ahora, según Acnur, cerca de 80.000 sursudaneses han huido a países vecinos como Uganda, Kenia o Etiopía y más de 350.000 esperan en campos de desplazados el fin de la violencia. Por su parte, la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) ha alertado ya de la posibilidad de que cerca de cuatro millones y medio de sursudaneses se enfrenten a la inseguridad alimentaria en 2014, de ellos 830.000 con carácter grave.
Desde el nacimiento del país más joven de África, el 9 de julio de 2011, Manos Unidas ha apoyado allí 17 proyectos con el fin de garantizar mediante el desarrollo, la estabilidad en tan convulso país.