Si se produjera, reduciría el hambre en el mundo en un 15%.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), «si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres, el rendimiento de sus explotaciones agrícolas podría aumentar entre un 20 % y un 30 %, lo que favorecería una reducción del hambre en el mundo de entre el 12 % y el 17 %».
«En los países más empobrecidos, la agricultura es la dedicación principal de las mujeres. Garantizar el derecho a la alimentación es una de las cuestiones básicas en las que se muestra más significativamente la vulnerabilidad de las mujeres al cambio climático», explica María José Hernando, del departamento de Estudios y Documentación de Manos Unidas.
Las mujeres proveen de alimentos a sus familias, encargándose de la producción agrícola, en huertos familiares, en pequeñas extensiones de terrenos y utilizando técnicas que no agreden ni perjudican los recursos implicados, como la propia tierra, el agua o las semillas. Sin embargo, la falta de alimentos o el aumento de su precio por fenómenos meteorológicos extremos derivados del sistema climático, también aumenta la vulnerabilidad de las mujeres. Ellas son las últimas en comer; y cuando no hay suficiente, son quienes reducen su ingesta. Esto es más evidente en el mundo rural porque es en este ámbito donde el aumento en el precio de los alimentos es más relevante.
Conocedoras de estos problemas, son ellas quienes promueven la agroecología como alternativa de vida, método de producción de alimentos y de relaciones con la comunidad y con la naturaleza. Esta práctica garantiza la seguridad alimentaria, mantiene vivo el tejido rural y contribuye a la mitigación ambiental, al reducir considerablemente la contribución que la agricultura hace a las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Chilveru Suramma vive en el Estado de Telangana, uno de los más pobres y áridos de la India, donde el 60 % -generalmente analfabeta- vive de la agricultura y pendientes del monzón, al carecer de infraestructuras de agua.
Es una de las beneficiarias de un proyecto de agricultura ecológica que ha logrado cambiar sus condiciones de vida. «Hemos estado practicando la agricultura química durante los últimos 25 años utilizando fertilizantes artificiales y pesticidas que han empobrecido los cultivos y causado graves problemas de salud a nuestra gente», comparte Chilveru.
Bala Vikasa, socio local de Manos Unidas, ha brindado las técnicas de agricultura ecológica en las reuniones comunitarias del pueblo. «Ahora, nuestros cultivos están dando buenos rendimientos. Estamos sanos y hemos mejorado el sabor de los alimentos», celebra Chilveru.
El caso de Chilveru Suramma confirma lo que añade la FAO: «Hasta un 55 % de las mejoras en la seguridad alimentaria de los países en desarrollo en los últimos tiempos se ha debido al progresivo empoderamiento de las mujeres. La inseguridad alimentaria, cuando es consecuencia de una variación significativa de las condiciones climáticas, les afecta de manera diferente debido a sus necesidades nutricionales durante el embarazo, la lactancia y el parto. La anemia, como consecuencia de una nutrición deficiente, afecta a un tercio de las mujeres en edad reproductiva en todo el mundo».
Asimismo, la escasez de agua aumenta de manera desmesurada la carga de trabajo de las mujeres, ya que son ellas, junto con las niñas, las encargadas de recorrer mayores distancias para conseguirla. Son quienes corren un mayor riesgo porque están más expuestas a la contaminación en lugares cerrados, debido al uso de combustibles poco eficientes y muy contaminantes como la leña y el estiércol que utilizan para cocinar o calentar las viviendas.
«Su participación, además de reducir su propia vulnerabilidad climática, es sin duda garantía de un mejor cuidado de nuestro planeta», afirma Hernando.
En los últimos cinco años, Manos Unidas ha aprobado 346 proyectos en Asia, África y América Latina, por importe superior a 128 millones de euros, destinados específicamente a trabajar por los derechos y la igualdad de las mujeres, aunque la mujer está presente en todas líneas de actuación de la organización.
Para ampliar la información, te recomendamos que consultes el número de la revista 224 de Manos Unidas, donde profundizamos en esta problemática.