Junto a la AECID, apoyamos a las mujeres y familias de Ziguinchor, Senegal.
En la región de Ziguinchor, Manos Unidas trabaja desde 2008 en el departamento de Bignona junto a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Asociación CPAS, con el fin de mejorar la calidad de vida de las mujeres y sus familias.
Seguridad alimentaria, acceso a medios de vida, gobernanza democrática, medioambiente, equidad… Son palabras muy complejas y rimbombantes, pero que albergan en sí mismas un significado y un propósito.
Todas estas palabras se unen en el Convenio de Senegal para conseguir que las mujeres tengan independencia financiera, fortalezcan sus capacidades, aumenten su autoestima y sean escuchadas y tomadas en cuenta en sus comunidades y, de paso, garanticen a sus familias una nutrición adecuada y de calidad.
Si hablas con las mujeres de la zona, te contarán que para ellas es muy importante su formación. Pero también te cuentan que no es suficiente con formarse en la preparación y conservación de alimentos, sino que tienen, además, intereses en otro tipo de cursos con los que se sienten completas a nivel personal.
Por eso el Convenio ofrece una formación integral. Por un lado, se capacita en nutrición y en buenas prácticas alimenticias para garantizar que los productos de la huerta se consuman de manera adecuada. Y, por otro lado, se dan talleres a las mujeres en habilidades de liderazgo, gestión de emprendimientos económicos, derechos, gobernanza democrática y equidad, entre otros temas.
No obstante, si tuviéramos que elegir el taller que funciona como pilar en el que se asienta la autoestima de las mujeres, este sería, sin duda, la alfabetización en su idioma: el diola. Una vez que las mujeres ganan en autoestima, el proceso de formación iniciado gana solidez, porque empiezan a verse capaces de hablar en público, y no solo delante de otras mujeres, sino, también, ante hombres en sus comunidades y con las autoridades locales. Son capaces así de defender sus derechos y los de sus organizaciones, incluso en temas tan específicos como la protección de los recursos naturales y sus bosques.
«Con las formaciones he aprendido a tener confianza, ahora tomo la palabra y no tengo miedo a hablar en público. Hoy me comporto como una líder. La escuela en diola es muy importante, porque la mayoría de las mujeres son analfabetas. Si aprenden diola serán capaces de llevar la contabilidad del precio y el peso de los productos, y también podrán tomar notas sobre lo que se hable en las reuniones. Todo esto es vital para nosotras».
Aminata Diatta, presidenta del grupo de promoción femenina de Koulobory y consejera a nivel departamental de agricultura, ganadería y pesca.
El Convenio apuesta, asimismo, por una transición hacia una agroecología justa, lo que supone un proceso largo que requiere de mucho acompañamiento, formación y sensibilización a las mujeres. Manos Unidas fomenta este modelo de producción en el campo, junto a las mujeres, y también en la fase posterior de venta en los mercados, incidiendo en que son productos orgánicos y de mayor calidad.
La puesta en marcha de prácticas agroecológicas en los huertos no solo favorece, por ejemplo, la recuperación de los suelos, sino que la cantidad de alimentos obtenidos está siendo mayor en comparación con la producción a través de métodos convencionales. Este aumento revierte en la economía de las mujeres y sus familias, ya que venden cerca del 80 % de la producción y generan unos ingresos medios anuales de 360 euros, un incremento que en la sociedad española puede parecer poco, pero que para ellas es un aumento de ingresos muy importante.
Los buenos resultados obtenidos desde 2008 han hecho que este sea el tercer Convenio que desarrollamos en el departamento de Bignona. En cada uno de ellos, de cuatro años de duración, hemos trabajado en distintos municipios, lo que ha supuesto avances en el desarrollo de toda la zona.
Sin duda, con estos años de trabajo compartido estamos logrando que la población mejore su calidad de vida. Pero, sobre todo, que las mujeres sean las protagonistas y el motor de su propio desarrollo y el de sus comunidades.
Texto de Ana Pérez. Departamento de Cofinanciación.
Este artículo fue publicado originalmente en la revista nº 219 de Manos Unidas.