Testimonio de monseñor Muñoz Cárdaba, Nuncio Apostólico en Sudán.
En mayo de 2021, monseñor Muñoz Cárdaba visitó la sede de los Servicios Centrales de Manos Unidas en Madrid. Aunque hacía poco más de un año que el Papa le había nombrado Nuncio Apostólico en Sudán, la pandemia no le permitió tomar posesión de su cargo hasta meses después.
Ya entonces, monseñor Muñoz alertaba de la posibilidad de que el hambre y la pobreza truncasen los avances hacia la democracia que empezaba a experimentar el país.
Se ha hecho una revolución de libertad y de cambio, pero todavía muchos estómagos siguen vacíos. Eso podría ser perjudicial porque, si la situación no mejora, hay riesgo de que el proceso democrático o de apertura se paralice o se trunque con una intervención dictatorial o de cualquier tipo, explicaba el religioso toledano.
Desgraciadamente, sus presagios se han cumplido. Pero no ha sido la sociedad civil la que se ha levantado… Desde la mañana del pasado sábado 15 de abril, Jartum, la capital del país, y diversas ciudades se han visto envueltas en un conflicto armado entre paramilitares y militares. «Desde hace tres días no cesan los combates con artillería pesada, incluso con aviones de guerra, entre los militares de las fuerzas armadas y los paramilitares de las fuerzas de apoyo rápido»
En Jartum la población civil ha quedado a merced de los combatientes, con el riesgo que esto supone. En la capital las víctimas civiles superan ya el centenar, aunque podrían ser más. Y eso sin contar las bajas entre los contendientes.
Una de las cosas que más entristece y llama la atención al Nuncio Apostólico es la juventud de muchos combatientes. Fueron varios los soldados que entraron el domingo por la mañana en la Nunciatura para, después un rato, abandonarla sin incidentes.
Es impresionante comprobar lo jóvenes que son –asegura Monseñor-. Algunos parecen casi adolescentes, y ya están combatiendo con armas y matándose unos a otros.
Al Nuncio Apostólico en Sudán le duele y apena la situación y espera que la llamada al diálogo efectuada por el Santo Padre, por responsables de diferentes organismos internacionales y por algunos presidentes de países africanos y de otros continentes, «haga mella en los líderes militares y paramilitares y, al menos, se abra una vía de diálogo para frenar el derramamiento de sangre».
Este conflicto pone en jaque los avances hacia la democratización del país. Porque, para Muñoz Cárdaba, «ha llegado en un momento en el que se respira un cierto optimismo ante la posibilidad real de firmar un acuerdo político entre los diversos partidos políticos, grupos de la sociedad civil, movimientos armados, etc., para fijar los pasos a seguir en la transición democrática. Esto es fundamental para que Sudán salga de la inestabilidad política e institucional que sufre desde hace años y se puedan reconstruir las bases de su economía».
La grave crisis económica, «agudizada por la inestabilidad política», es otra de las preocupaciones del Nuncio. Por ello, su mayor anhelo es que conflicto acabe pronto, que no se enquiste y puedan volver el dialogo y el consenso.
«El riesgo en Sudán es que los ánimos estén demasiado caldeados y que el conflicto se convierta en una guerra civil, lo cual sería atroz; peligrosísimo para el país».
El hecho de que, según Naciones Unidas, cerca de 16 millones de sudaneses necesiten asistencia humanitaria en este año 2023 hace «dramática», según el diplomático vaticano, «la posibilidad de que a las carencias y a las necesidades existentes actualmente se añadan otras, fruto de una guerra entre grupos militares». Una guerra que, como sucede siempre, al final la paga la población civil, especialmente los más pobres.
En Jartum la gente permanece en sus casas. No salen a las calles por temor a ser víctimas del fuego cruzado. «De hecho –relata Monseñor- el sábado por la mañana (que es cuando estalló el conflicto) era día de escuela en los colegios católicos y muchos de los niños tuvieron que pasar la noche en las escuelas y no pudieron volver a sus casas hasta el domingo, que hubo un alto el fuego parcial, porque algunos no lo respetaron».
Paz, estabilidad y futuro de esperanza y de progreso, son los deseos del Nuncio Apostólico en Sudán. Para ello, confía en que «el Señor en este tiempo de Pascua conceda a los líderes de los distintos movimientos implicados la sensatez de frenar los combates y de volver a la mesa de diálogo».
De esta manera, el pueblo sudanés, «que tanto ha sufrido», y sobre todo la población joven podrán alcanzar el futuro de estabilidad, progreso y paz, que merecen de verdad.
Escucha el audio completo del testimonio de Moseñor Muñoz Cardaba, aquí.
En los últimos años, el trabajo de Manos Unidas en Sudán es muy limitado, porque las circunstancias del país dificultan nustra presencia en él y nos obliga a hacer proyectos pequeños.Desgraciadamente, este nuevo coflicto va a suponer un parón en nuestro trabajo y de momento, de seguir así las corcuunstancias, no se van a poder llevar a cabo las actividades pendientes.
Trabajamos principalmente en el sector educativo, mejorando las instalaciones educativas, rehabilitando infraestructuras para mejorar las condiciones de aprendizaje de los alumnos, acercar agua limpia y dotar de equipos informáticos para que los niños y profesores tengan la oportunidad de aprender usarlos...
Además hemos apoyado la creación de un taller de informática en una escuela de formación profesional para la puesta en marcha de cursos de formación en informática.
Por su interés, recuperamos la entrevista que le realizamos a monseñor Muñoz Cárdaba en mayo de 2021.