La otra pandemia: la violencia contra las mujeres

La crisis del coronavirus agudiza la violencia contra las mujeres en América Latina.

Foto Ana Pérez Manos Unidas

La pandemia del coronavirus convive con otra pandemia, así declarada en 2013 por la Organización Mundial de la Salud: la violencia contra las mujeres. La emergencia sanitaria de 2020 no ha hecho más que agudizar esta otra crisis que tiene a las mujeres como centro del impacto.  

Según informes de Naciones Unidas, la violencia de pareja es el tipo más común de violencia de género y afecta al 30 % de las mujeres en todo el mundo. Esto la convierte en una pandemia mundial. Para la Agencia de Salud Sexual y Reproductiva de Naciones Unidas, si el confinamiento a causa de la Covid-19 continúa, en los próximos meses se producirán 31 millones de casos de violencia doméstica en el mundo. 

Centro Juan Azurduy - BoliviaEl mensaje «quédate en casa» se convirtió para muchas mujeres en una sentencia de muerte, en el peor de los casos y, en otros, en una violación de sus derechos. Durante la cuarentena domiciliar obligatoria, a las mujeres con historia de maltrato les tocó vivir las 24 horas junto a su agresor, aisladas, sin recursos y sin posibilidad de huir debido a las restricciones de movilidad, lo que en muchos casos resultó en muertes.  

En el contexto de la pandemia y el confinamiento, socios locales de Manos Unidas han alertado del dramático repunte de feminicidios en el continente americano, con las parejas o exparejas de las víctimas como perpetradores de estos delitos. Por ejemplo, en Ecuador, El Salvador o Perú, este tipo de casos supera el 85 % del total de las muertes de mujeres, cifra que ha venido incrementándose en las actuales circunstancias. En El Salvador, solo en el primer mes de cuarentena –de marzo a abril de 2020–, se produjeron 26 asesinatos de mujeres a mano de sus parejas y, en México, 22 mujeres murieron en el mismo periodo y por las mismas causas.  

El Salvador - Foto Movimiento Salvadoreño de Mujeres - Manos Unidas
«Durante el confinamiento hemos activado “Ventanas Ciudadanas” para vigilar los casos de violencia de cada comunidad. Este monitoreo nos ha permitido registrar los casos y lograr una respuesta rápida de la policía. También hemos visitado a las mujeres en sus casas para comprobar que todo va bien. Estar cerca de ellas les da seguridad y las anima a denunciar cuando sufren casos de violencia».
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Julia Moreno, promotora social del Movimiento Salvadoreño de Mujeres. 
 

Asimismo, hay otras consecuencias del confinamiento para las mujeres que han sufrido violencia y que las estadísticas no recogen, como son el deterioro de su salud, violaciones, depresiones, problemas de alcoholismo o infecciones de transmisión sexual; consecuencias que no están siendo atendidas por unos sistemas sanitarios enfocados exclusivamente en la lucha contra el virus.  

Centro Juan Azurduy - BoliviaEl confinamiento en América Latina también ha revelado la debilidad de los Estados y de los sistemas de protección para frenar la violencia hacia las mujeres y defender sus derechos. Como informan algunas de las organizaciones apoyadas por Manos Unidas, aquellas mujeres que han buscado ayuda ante las autoridades se han enfrentado a oficinas policiales centradas en el cumplimiento de la cuarentena, así como a juzgados cerrados y desatención de denuncias.  

Por ello, aun sabiendo que las situaciones de violencia de género no parecen tener fin y son difíciles de descifrar y comprender, pues en su mayoría son invisibilizadas, desde Manos Unidas no hemos dejado de acompañar en este tiempo de crisis a socios locales como el Movimiento Salvadoreño de Mujeres, Kalli Luz Marina en México o el Centro Juana Azurduy de Bolivia, entre otros, que defienden los derechos de las mujeres y desarrollan programas contra la violencia de género reforzando la protección de mujeres y niñas en las comunidades, ofreciendo atención psicológica, realizando un seguimiento de casos y denuncias y poniendo en marcha campañas de sensibilización en radio con el fin de combatir esta otra pandemia, oculta y olvidada. 

*Los carteles que se muestran en esta noticia pertenecen a una campaña de sensibilización apoyada por Manos Unidas en la ciudad de Sucre, Bolivia. La iniciativa, impulsada por el Centro Juana Azurduy, cuenta con la participación de abogadas y psicólogas de la Defensoría de la Mujer para tratar los problemas que viven las mujeres violentadas.  

Texto de Raquel Carballo. Departamento de Proyectos de América.
Este artículo fue publicado en la Revista de Manos Unidas nº 213 (octubre 2020-enero 2021).

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