Quiero ser un ejemplo más para las mujeres de la comunidad

Maribel Velasquez_Gobernadora de la Comunidad del 20. Foto: Marta Carreño
Maribel Velásquez
Gobernadora de la Comunidad del 20 (Chocó)

Al borde de la carretera que une Quibdó, (la capital de esta extensa región colombiana) con la ciudad de Medellín, se asienta la Comunidad del 20. Las casi 300 personas, miembros de una veintena de familias de la etnia indígena emberá, que conforman la comunidad, han sufrido –y continúan sufriendo- las consecuencias de un conflicto armado que, en la región del Chocó, tuvo una especial virulencia.  

Durante años, se vieron obligados a establecerse en la ciudad en busca de una seguridad y una estabilidad que la intensidad del conflicto les negaba. Alejados de la “madre tierra” y de sus raíces, los indígenas regresaron poco a poco a la tierra que les vio nacer.

Maribel y Selina velásques. Mujeres d ela Comunidad del 20

En la Comunidad del 20 hablamos con Maribel Velasques, la joven gobernadora, que, con su esfuerzo diario, ha conseguido demostrar a los hombres que las mujeres son tan capaces de afrontar el día a dia de una comunidad con igual dilgencia que los varones. 

Vivir en la Comunidad del 20 es cualquer cosa menos facil. A la precariedad de las viviendas y de los terrenos en los que está establecida, se suma la falta de acceso a los servicios más básicos, como la sanidad, la educación, la seguridad alimentaria, el agua limpia o el saneamiento básico. Despojados, durante los años del conflicto, de los terrenos que ancestralmente les pertenecían, los habitantes de la Comunidad del 20 se vieron obligados a desplazarse, acercándose a la ciudad, en busca de un lugar en el que establecerse.        

“En la Comunidad había muchas guerrillas y combates. Tuvimos que desplazarnos a otras zonas en las que no había nada. Y tuvimos que volver a movernos a otros lugares. Nos acusaron de ser guerrilleros y cómplices de los guerrilleros, pero nosotros somos indígenas. Solo somos personas. Nada más”, explica Maribel Velásquez.

Vecinos de la Comunidad del 20.

“Los terrenos en los que estamos ahora nos los vendió una señora. Antes vivíamos allí, pero hubo un derrumbe”, revela la joven gobernadora, refiriéndose a un lugar cercano en el que se pueden apreciar las consecuencias del deslizamiento de tierras que sepultó las viviendas y las vidas de los vecinos de la Comunidad del 20.

“Nuestro líder, el gobernador de la comunidad, murió en el derrumbe. Y ahora la gobernadora soy yo”, afirma Velásquez, quien, a sus 28 años, asegura haber contado con el apoyo de los miembros de su comunidad: “de los hombres y, sobre todo, de las mujeres”. 

Y quiero subir más arriba y me apoyan muchísimo la comunidad y las mujeres. Quiero aprender. Ser algo en la vida. Quiero ser un ejemplo más para las mujeres de la comunidad  

“Me encanta ser gobernadora. Me encanta ser así. Y mi marido me apoya en todo. Los hombres en esta comunidad dan oportunidades a las mujeres. Nosotras no podemos ser débiles. Yo les digo, vamos a seguir para adelante, muchachas”, afirma enérgica, para después explicar, con orgullo, que “las muchachas (de la comunidad) ya han estudiado y están capacitadas como los hombres”. 

Mujeres de la Comunidad del 20

La relación de Manos Unidas con las poblaciones afrocolombianas e indígenas del Chocó data de muchos años atrás. El trabajo con la diócesis de Quibdó se ha centrado, fundamentalmente, en dotar a estas personas de los medios de vida que les permitan retornar y establecerse en unas comunidades de las que fueron expulsadas por el conflicto o por los intereses económicos de grandes compañías mineras o extractivistas. En el caso de las comunidades indígenas, ha sido, y es, fundamental garantizar el acceso a derechos tan básicos como la educación o la salud, además de capacitación para que piedan conocer y reclamar sus derechos.   

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