Kawtar Bwidan, la joven marroquí protagonista de nuestra historia, es todo un ejemplo de cómo organizadas en asociaciones y cooperativas, y con la capacitación y la formación adecuadas, las mujeres se convierten en los mejores agentes para llevar el desarrollo a sus pueblos y comunidades. En Marruecos y en otros muchos países, Manos Unidas apuesta por formar y motivar a las mujeres para que lleven a cabo actividades productivas en lugares en los que las costumbres culturales y religiosas fuertemente arraigadas privan a la mujer de autonomía y autoestima.
Con motivo de nuestra campaña "Plántale cara la hambre: siembra" nos hemos trasladado a Marruecos donde hemos concido a Kawtar Bwidan, una joven ejemplo de cómo en un país que las discrimina y margina, las mujeres, organizadas en asociaciones y cooperativas, y con la capacitación y la formación adecuadas, se convierten en los mejores agentes para llevar el desarrollo a sus pueblos y comunidades.
A sus 26 años, Kawtar es secretaria de la Asociación SAFAE, que, entre otros, recibe apoyo de Manos Unidas para la producción y comercialización de plantas aromáticas y medicinales autóctonas de la zona rural de Tetuán, donde se localiza el proyecto. Como tantas otras mujeres de la comunidad de Jazan Laou, Kawtar tuvo que abandonar la escuela en 6º de Primaria. La pobreza y la primacía del hombre sobre la mujer fueron las causas que le obligaron, muy a su pesar, a cambiar los lápices y cuadernos, por aperos de labranza, escobas y cacerolas,
Mujer y miembro de una familia de 11 hermanos, Kawtar siempre tuvo claro que, de existir una oportunidad para formarse en su familia, ésta nunca iba a ser para ella. Porque a pesar de que el gobierno marroquí ha preconizado ciertos avances en favor de la mujer, éstos tardan en llegar y más todavía si se trata de mujer rural, pobre y analfabeta", explica la hermana Mari Carmen Sánchez, hija de la Caridad en Marruecos.
En el año 2013 Kawtar Bwidan se unió al proyecto de “APOYO A LA EDUCACIÓN PRIMARIA Y LA CAPACITACIÓN Y PROMOCIÓN DE LA MUJER RURAL“ con el que colabora Manos Unidas a petición de sus socios locales, la asociación AMED. Allí conoció y trató con otras muchas mujeres en sus mismas circunstancias. Y allí se forjó su deseo de ayudar a las mujeres de su asociación y de su comunidad. El pasado mes de septiembre se presentó a unas elecciones en las que los marroquíes eligieron a sus representantes para ocupar 30.000 concejalías y casi 700 escaños regionales. Kawtar fue una de las elegidas.
El trabajo en el grupo y en la asociación SAFAE me ha empujado a participar en las últimas elecciones de mi comunidad y he podido ganar un escaño en la comuna rural Al Oued. Así puedo representar a la mujer de nuestra zona y defender los derechos de las mujeres y ayudarles en todo lo que pueda. Creo que la mujer tiene más que ofrecer que el hombre en política”, comenta esta mujer que ha visto como el proyecto de plantas aromáticas y medicinales en el que trabaja ha cambiado su vida. “Gracias a esto nos consideramos independientes.
Jessica del Olmo, técnico del departamento de África de Manos Unidas, recién llegada de Marruecos, asegura que:
Los resultados intangibles del proyecto, como la mayor autoestima o la posibilidad de acceder a espacios antes “vedados” para las mujeres, son una prueba más de que se está trabajando bien, y de que la ayuda al desarrollo funciona. Proyectos como éste demuestran que las mujeres, con la creación de las capacidades necesarias, toman la iniciativa, exponen sus necesidades y buscan oportunidades y soluciones”, explica. “Las mujeres están felices, tienen un espacio de encuentro con el resto de mujeres y a través de la asociación luchan por alcanzar sus intereses
Colabora con Manos Unidas