La hermana Cobreros, nacida en Zamora en 1963 y residente en Camerún desde 1994, es enfermera diplomada por la Universidad Pontificia de Salamanca.
Desde 1994 a 2015, la hermana Pilar estuvo en Widikum (Bamenda), al noroeste de Camerún. En 2008, pasó a ser la responsable de la Comunidad y el Centro de Salud. En la actualidad, dirige el hospital «Notre Dame de la Santé», situado en Batsengla (Dschang).
«En este hospital estamos haciendo llegar las especialidades de traumatología, ginecología-obstetricia, oftalmología, oncología y muchas otras a los pobres y gente sin suficientes recursos económicos, sin distinción de religión, tribu o procedencia. En todas estas especialidades, trabajamos con la colaboración de personal especializado de España», nos cuenta Pilar con orgullo y emoción.
«Para nosotras, Manos Unidas es en todo momento esa puerta abierta donde podemos acudir siempre que lo necesitamos».
Preguntada por cómo se definiría a sí misma, Pilar Cobreros responde lo siguiente: «Me gusta ayudar a los demás desde los valores del Evangelio y el Carisma-Espiritualidad de mi Congregación, que son los enfermos y personas necesitadas. Aunque tengo un poco de genio, soy una persona muy extrovertida. Me encanta leer y escuchar música. Siempre busco tener ratos diarios en silencio delante del Sagrario, así como Celebrar y vivir la Eucaristía. Soy feliz con la vida que llevo y mi sueño es que, allá dónde esté, siempre pueda aportar mi granito de arena para que la vida de cada persona pueda tener lo necesario y primario para vivir dignamente: salud, educación y algo que hacer».
En su intervención en el acto de presentación de la Memoria de Manos Unidas 2020, la hermana Cobreros abordó el trabajo realizado junto a Manos Unidas durante la emergencia sanitaria por el coronavirus en Camerún, así como la situación actual del acceso a las vacunas por parte de la población camerunesa.