Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
Assam es uno de los 29 estados de la India. Situado en el noroeste, su superficie es de 78.438 Km2 y está habitado por 34 millones de habitantes. En él se produce el 50% del té de la India y el 20% del té mundial. En las plantaciones de té trabajan principalmente los adivasis, población indígena que fue trasladada por los ingleses en el siglo XIX para trabajar en las duras condiciones de los campos de té de Assam.
En la actualidad, viven en aldeas o en las propias plantaciones y constituyen un grupo social no reconocido como tribu ni como casta, sin derecho a poseer tierras, y por ello, excluido por las autoridades de cualquier tipo de ayuda gubernamental. Las mujeres no pueden heredar propiedades, no forman parte de la toma de decisiones familiares ni comunales, sufren violencia doméstica y las que emigran en busca de una vida mejor, caen con frecuencia en manos de redes de tráfico de personas. Las niñas tienen menos oportunidades de acceder a la educación que los varones, y cuando se casan sufren el alcoholismo de sus maridos, que se traduce en maltrato y muchas veces en la muerte prematura de estos y la consiguiente ruina para la familia.
El proyecto se centra en 17 aldeas y plantaciones de té en las proximidades de Woka, en el distrito de Golaghat.
En estas aldeas las familias más afortunadas trabajan pequeños terrenos en los que plantan maíz y arroz para subsistir. El trabajo es escaso y más del 65% de los que trabajan lo hacen como temporeros en los campos de té, sometidos a condiciones de trabajo abusivas y a salarios miserables.
El ingreso medio mensual de una familia de 6 miembros es de 43 euros, existiendo una gran diferencia entre los jornales que perciben los hombres y las mujeres. El índice medio de alfabetización es del 47% en hombres y del 35% en el caso de las mujeres. La falta de higiene, las duras condiciones de trabajo, la falta de oportunidades y la imposibilidad de asistir a centros sanitarios hacen que la malaria, la diarrea, la anemia y las infecciones sean enfermedades de alta prevalencia entre los adivasis.
La falta de trabajo y expectativas lleva a los padres a no entender la importancia de la educación de sus hijos, y los envían a edades muy tempranas a trabajar en las duras condiciones de los campos de té.
Los cierres de los colegios por la pandemia han apartado a cientos de niños pobres de la educación durante muchos meses, por no disponer de medios para seguir las clases on line (ordenador, internet). Esta razón aumenta el riesgo de convertirles en mano de obra infantil.
La Diócesis de Dibrugarh es muy activa en su lucha constante por mejorar las condiciones de vida de todos los adivasis que trabajan en los campos de té, creando infraestructuras educativas y realizando programas sociales con las mujeres y jóvenes de la zona: empoderamiento, grupos de trabajo, formación en asuntos legales, conocimiento de derechos, lucha contra el alcoholismo, tutorías y orientación de jóvenes, etc... Manos Unidas ha colaborado en muchas de estas actuaciones.
Con este proyecto el socio local, intenta responder a la realidad educativa generada por las restricciones de la pandemia entre los más vulnerables, ofreciéndoles una nueva oportunidad: aquellos niños que no han tenido medios para seguir las clases online, se han desenganchado de su curso y han perdido hábito de estudio y contenidos, que por sí mismos en su entorno, hostil para el aprendizaje, no van a poder recuperar.
Para que 1085 niños cuenten durante un año con un apoyo en ese proceso de preparación y vuelta a las aulas, se han diseñado actividades, clases informales y tutorías para los alumnos de primaria y secundaria y seminarios de concienciación para los padres, para evitar que lleven a sus hijos a trabajar en los campos de té.
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.