Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
La construcción de una escuela agropecuaria con un aula más, un bloque administrativo, letrinas y su equipamiento, permitirá a los jóvenes de Marera obtener la titulación de Técnico Profesional de nivel básico de la rama agraria y poder desarrollar, en un futuro, un trabajo digno para ganarse la vida.
La provincia de Manica situada al noroeste de Mozambique y haciendo frontera con Zimbabwe, depende económicamente, en un 90%, de la agricultura. Producen básicamente maíz y hortalizas. En un 70% se trata de agricultura de subsistencia. Por desgracia, en los últimos años se han producido hambrunas, causadas tanto por falta de lluvias, como por exceso de las mismas. Otro mal que asola a la población es la precaria sanidad y el elevado índice de HIV/sida que según últimas estadísticas afecta a un 23% de la población circundante. Viven agrupados en poblados cuyas viviendas son mayoritariamente de cañizo con barro y techos de paja o chapas y carecen de agua corriente y alcantarillado.
El proyecto se inició en febrero de 1992 por la necesidad de dar salida profesional a los jóvenes que terminado el primer ciclo de enseñanza se encontraban sin posibilidad de seguir estudios secundarios por falta de escuelas y de empleos. La escuela agropecuaria de Marera comenzó con dos aulas y un pabellón para los 39 alumnos iniciales, actualmente cuentan con 116 alumnos que cursan los tres años que componen la titulación de Técnico Profesional de nivel básico rama agraria que les permitirá desarrollar un trabajo digno para ganarse la vida. Las instalaciones actuales son inadecuadas y poco operativas para lo que se pretende y necesita.
Por ello, se solicita apoyo a Manos Unidas para financiar la construcción de:
La contraparte aportará el trabajo para la preparación del terreno, transporte de material y otras labores sencillas valoradas en el 11% del total del proyecto. El sistema de enseñanza de las escuelas agropecuarias consiste en cursar dos semanas de teoría en la escuela y dos semanas de prácticas en las aldeas de los alumnos. Las semanas de estudios teóricos se realizan en régimen de internado y disponen de barracones independientes de chicos y chicas. Los profesores son pagados por el Gobierno y la ONG DISOP (Belga) colabora en los gastos de manutención y mantenimiento, los alumnos trabajan en la huerta de la escuela donde producen gran parte de los alimentos que consumen.
El proyecto beneficiará directamente a 116 jóvenes e indirectamente a sus familias y las comunidades donde realizan sus prácticas.
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.