Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
El proyecto ofrecerá formación a personas invidentes de Kpassa, Ghana, para que puedan salir de la situación de marginalidad en la que se encuentran.
El proyecto se localiza en Ghana, un pequeño país situado en el oeste de África y más concretamente en Kpassa (Nkwanta North District), a unos 150 Km. de Jasikan. Kpassa es un distrito joven que se separó de Nkwanta en el 2008 y que con una población de 150.000 personas y una extensión de 1.500 Km2 carece de lo más esencial: Dispone de poca agua; no hay electricidad; no hay cobertura para móviles; no hay hospitales; no hay suficientes escuelas y las carreteras no están asfaltadas.
A Kpassa la baña el río Oti, que hace que sus tierras sean fértiles tanto para la agricultura como para la cría animal siendo considerado el granero de Ghana. La etnia predominante es la Kokomba que, en general, está compuesta por granjeros con ingresos muy bajos. Suelen vivir bastante lejos unos de otros, de forma muy austera y respondiendo al jefe de familia que a su vez lo hace al jefe de la etnia. Un problema añadido es el idioma ya que sólo hablan el Kokomba; esto, la lejanía de cualquier ciudad grande, las casi imposibles carreteras que les separan del resto del país y la falta de comodidades básicas hacen de Kpassa una zona eminentemente rural con un nivel de analfabetismo altísimo.
La Diócesis de Jasikan tiene constancia de 700 personas ciegas registradas pero es en esta zona, en Kpassa, donde hay una mayor concentración con 200 invidentes. La principal causa de su invidencia es la oncocercosis, también conocida como "ceguera del río". Se trata de una infección endémica en África Occidental, causada por parásitos y que se produce como consecuencia de la picadura de la mosca negra, un insecto que se encuentra en las proximidades de ríos de curso rápido. Después de una exposición a largo plazo a estas lesiones puede producirse baja visión o ceguera irreversible, como también enfermedades cutáneas deformantes. Los kokombas tradicionalmente dan un segundo lugar a la mujer que tiene poca o nula voz en la toma de decisiones y a los ciegos directamente los estigmatizan, marginándolos de la sociedad y convirtiéndolos en parias. Los ciegos no tienen ningún tipo de educación ni actividad lucrativa que les permita ganarse la vida, no saben andar solos por la calle y se les suele ver sentados a las puertas de sus casas por miedo a aventurarse más lejos. Carecen totalmente de autoestima y son víctimas de todo tipo de vejaciones.
La CIRB (Comunidad Integrada para la Rehabilitación de los Ciegos) fue creada por el Obispo para ocuparse de este problema y trabaja directamente bajo el paraguas de la oficina de la Diócesis. Desde el año 2002 y con ayuda de otras ONGs, se han implementado varios programas con buenos resultados habiendo ya entrenado a 256 invidentes.
Ante la falta de medios, la CIRB se pone en contacto con Manos Unidas solicitando ayuda con este proyecto que plantea capacitar a 30 de estas personas durante 12 meses. Los beneficiarios, 20 mujeres y 10 hombres, recibirán formación en:
Además se les enseñarán formas de generar ingresos durante la formación para que al finalizarla tengan la capacidad de ocuparse de sí mismos.También y tras el periodo de formación, cada invidente elegirá la tarea más adecuada a sus aptitudes y que le permita generar algún ingreso con el que mantenerse. Todo este proceso será desarrollado por la CIRB, que contratará a 6 voluntarios. Estos, los familiares de los beneficiarios, la Asociación de ciegos de la zona y el Departamento de Bienestar Social, realizarán un seguimiento diario de los progresos del programa.
El aporte local representa el 4,5% del total del proyecto.
Los beneficiarios directos serán los 30 invidentes y los 6 voluntarios. Los indirectos serán las familias de estas personas, las comunidades en general y las asociaciones locales de ciegos que verán impulsada y reconocida la labor que hacen.
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.