Campaña 2025 - Compartir es nuestra mayor riqueza

Compartir es nuestra mayor riqueza

Compartir la prosperidad para erradicar la pobreza, el hambre y la desigualdad.

«Las 26 personas más ricas del mundo poseen tanta riqueza como la mitad de la población mundial». António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.

La desigualdad creciente es el mayor reto al que se enfrenta hoy la humanidad. Implica la exclusión o discriminación en las oportunidades de vida, es permanente y estructural, y supone un profundo deterioro en las condiciones de vida digna de las personas. Además, atenta contra todos los derechos humanos que garantizan una vida verdaderamente humana, como son el trabajo digno, la alimentación, el agua y el saneamiento, la vivienda, la salud, la educación, la participación o un medio ambiente saludable. Y afecta, sobre todo, a los países más empobrecidos del Sur global.


La desigualdad se enmarca dentro de lo que el papa Francisco llama la cultura del descarte, en la que los excluidos son «sobrantes», personas que pueden ser descartadas, como los pobres, quienes viven en barrios precarios, personas sin hogar, drogodependientes, refugiados, pueblos indígenas, personas ancianas, mujeres, niños y niñas por nacer, juventud excluida o explotada, migrantes, e incluso la creación maltratada.

La cultura del descarte surge del individualismo, fruto de la globalización de la indiferencia; una visión de la economía que prioriza la obtención de beneficios; y de un paradigma tecnocrático que considera que todo lo que es posible debe hacerse.


Frente a estos datos, se hace imprescindible recuperar la «cultura del compartir». Porque la prosperidad solo es justa cuando llega a todos los seres humanos.


En Manos Unidas, sabedores de que «más» no siempre es «mejor», apoyamos la idea de trabajar por sociedades más igualitarias y sostenibles, donde la inclusión de las personas descartadas y el cuidado del medioambiente son la prioridad.


Compartir la prosperidad no debe reducirse ni centrarse en el crecimiento económico, sino en crear condiciones para que los derechos sean posibles de manera prioritaria para las personas descartadas. Mi prosperidad y la de quienes me rodean están entrelazadas.

Si queremos alcanzar ese genuino significado de prosperidad, resulta indispensable un tipo diferente de economía que la haga posible. Por eso, nos fijamos en la propuesta «Economía de Francisco».

La «Economía de Francisco» es un movimiento inspirado por el papa Francisco que busca promover un modelo económico más justo, inclusivo y sostenible, en respuesta a los problemas globales como la desigualdad, la pobreza y el deterioro ambiental. Toma su nombre en honor a san Francisco de Asís, quien simboliza una vida sencilla, la justicia social y el respeto por la naturaleza.


En Manos Unidas trabajaremos hoy y siempre para poder vivir de una manera digna, comprendiendo que nuestra prosperidad no es tal si no incluye, también, la prosperidad de nuestro prójimo. Solo así, dirigiendo nuestra mirada a los que sufren más allá de nuestras fronteras, y tendiendo una mano generosa y solidaria a los más pobres, podremos conseguir un mundo realmente próspero para todos.

 

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