COMPARTIR ES NUESTRA MAYOR RIQUEZA
La Iglesia española tiene en la organización Manos Unidas, surgida de la Acción Católica, un gran cauce para expresar la solidaridad que surge de la fraternidad. Nuestras manos que se elevan para decir: ¡Padre!, se unen para expresar nuestra comunión y se ofrecen para concretar nuestra ayuda en aquellos que padecen hambre, “ese resumen de injusticias”.
Este año la campaña de Manos Unidas nos invita a descubrir en el compartir una gran riqueza. Coinciden los días centrales de la campaña, 7 al 9 de febrero, con la celebración del Congreso de la Iglesia en España sobre la vida como vocación, titulado “¿para quién soy””. La vida es don y que por ello solo se descubre la plenitud de su significado cuando se comparte se hace don para los demás. Si compartir es nuestra mayor riqueza podríamos añadir a esta propuesta que nos hace Manos Unidas, la invitación a compartirnos, es decir, no solo compartir lo que tenemos sino compartir lo que somos. “Compartirse es la riqueza plena”.
Manos Unidas necesita, sin duda, muchos recursos económicos para poder ayudar a través de proyectos concretos a comunidades que padecen las consecuencias de injusticias y desigualdades, pero nuestra organización precisa de personas que hayan recibido la llamada a ejercitar la caridad social o política en el servicio a los demás.
La delegación vallisoletana de Manos Unidas se ha sostenido a lo largo de estos decenios gracias a la generosidad, primero de las mujeres de Acción Católica y luego de muchos voluntarios procedentes de nuestras parroquias y comunidades cristianas y necesita hoy personas que dediquen tiempo y vida animar todas las actividades de la campaña contra el hambre.
El año jubilar que estamos viviendo, “peregrinos de esperanza”, también nos impulsa a ser signo e instrumento de la esperanza que recibimos del amor del Señor. Por eso quiero animar a comunidades parroquiales, asociaciones y movimientos, cofradías y comunidades escolares a apoyar explícitamente a Manos Unidas y a compartirse con aquellos que carecen de lo imprescindible para vivir.
La llegada de tantos inmigrantes a nuestra tierra nos permite conocer de primera mano las causas que provocan la salida de la propia tierra, por ello nuestro compartirnos con los inmigrantes se realiza también a través de la lucha por una economía nueva, “economía de Francisco de Asís”, la llama el Papa, que busca consolidar la vida digna de toda la humanidad y situar a los descartados en el centro de la realidad socioeconómica. Una economía en la que el descarte y la indiferencia se sustituyan por el cuidado. Un compromiso para cambiar la economía actual y dar alma a la economía de mañana. Manos Unidas lucha para alcanzar una humanidad asentada sobre la cultura del compartir: compartir los bienes y sobre todo compartir nuestra vida como respuesta a la llamada que el Señor nos hace a través de los empobrecidos.
Mons. Luis Javier Argüello García
Arzobispo de Valladolid