ASIA.- REFUGIADOS EN ISRAEL. KUCHINATE: ACOGIDA, DIGNIDAD Y ESPERANZA

Se calcula que en Israel hay 55.000 solicitantes de asilo africanos. La mayoría son eritreos, de los que menos del 1 % consigue el estatus de refugiado. Al no tener protección del Estado, aquellas personas cuya solicitud ha sido denegada siguen siendo víctimas de abusos y se ven inmersas en una situación de pobreza y exclusión extrema.

La Dra. Diddy Mymin Khan, psicóloga especializada en situaciones traumáticas y postraumáticas, y la hermana comboniana Azezet Habtezghi, con una larga experiencia en atención a mujeres refugiadas víctimas de explotación sexual y torturas, son las codirectoras de Kuchinate; organización que trabaja en Israel desde 2009 con el objetivo de acompañar y mejorar la situación de las mujeres que buscan asilo y que se encuentran más afectadas y desamparadas.

Se trata de mujeres musulmanas o cristianas, algunas madres solteras o con hijos enfermos a su cargo. Llegan sin conocer el idioma ni las costumbres, lo que no ayuda a que puedan superar las heridas psicológicas causadas por los traumas, violaciones y torturas sufridas en sus países de origen o durante su huida a través del desierto del Sinaí en Israel donde, a nivel legal, son consideradas como «infiltradas» por lo que están expuestas a ser expulsadas en cualquier momento.

Kuchinate nació para empoderar económica y socialmente a las mujeres más vulnerables mediante la creación de productos para la casa hechos en croché, como cestas, pufs y alfombras. El croché fue la actividad terapéutica elegida por ser propia de la tradición cultural de las mujeres y que muchas ya conocían. El hecho de sentarse juntas en un ambiente de comunidad comprensivo, de entendimiento y de apoyo mientras elaboran un producto enraizado en su propia cultura es tremendamente terapéutico ya que les permite descansar mentalmente y les ayuda a manejar sus dificultades actuales. En el Centro se encuentran con otras personas que han sufrido o que están en su misma situación, lo que les ayuda también a sentirse comprendidas y arropadas.

Las mujeres reciben un sueldo acorde a las horas que dedican a su trabajo creativo. Así mismo reciben ayuda social para que puedan manejarse y apoyo psicológico tanto individual como grupal. Este proyecto permite a las mujeres y a sus familias curar las heridas de los abusos sufridos y, además, retomar las riendas de sus propias vidas al ganar un sustento básico que les ayuda a salir adelante. A nivel económico, la venta de sus productos y los talleres que realizan les permite conseguir unos ingresos muy necesarios e interactuar con la población israelí. Ellas mismas son las responsables del Centro, lo cual es muy importante para su crecimiento personal y profesional, ya que asumen responsabilidades, adquieren habilidades de liderazgo y organización y, sobre todo, fortalecen su autoestima.

Con el apoyo de Manos Unidas, entre otras organizaciones, Kuchinate se ha convertido en un lugar clave para la comunidad africana. No solo ayuda directamente a cerca de 200 mujeres, sino que beneficia a 480 familiares de forma indirecta gracias a los sueldos mensuales que reciben, los servicios de guardería y, en definitiva, por todo lo que supone tener como modelo a seguir a una madre trabajadora. Kuchinate es, en pocas palabras, un proyecto único que ha encontrado de forma lúcida y humana un lugar a medio camino entre la ayuda psicológica y económica; un lugar donde hacer posible la recuperación, la dignidad y la esperanza.

 

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