Cuando Manos Unidas propuso la realización de un proyecto para dotar de agua a la misión de Kanzenze, en la República Democrática del Congo, el programa de voluntariado de Canal de Isabel II, Canal Voluntarios, se adhirió a él con gran entusiasmo, con la conciencia clara de que se trataba de una tarea modélica, necesaria e ilusionante.
En esta tierra difícil y extremadamente pobre, me he sentido honrado de colaborar en la financiación y apoyo técnico para llevar a cabo esta apasionante iniciativa. La traída de agua a Kanzenze, que procede de un manantial lejano, es deficiente, de dudosa calidad, tiene grandes fugas y no puede abastecer a la población que se agrupa en torno a la misión. A causa de ello, las mujeres y las niñas se ven obligadas a traer el agua desde varios kilómetros -lo que las expone a posibles peligros-, empleando a diario un tiempo precioso que podrían utilizar en el trabajo o el colegio. Las escuelas e internados, que también se abastecen de dicha conducción, disponen tan solo de unos grifos y carecen de las condiciones adecuadas de higiene en las letrinas, cocinas, etc.
Somos conscientes de que con el proyecto que ahora comenzamos –la puesta en marcha de pozos subterráneos, depósitos de agua potable y las correspondientes redes de distribución– se dará servicio a muchos de los centros de la misión y a gran parte de la población que aún se abastece mediante pozos artesanales y baldes llevados a mano; pero también sabemos que, al traer el agua, tenemos una responsabilidad aún mayor, pues hacemos posible la vida
Texto de RAMÓN SANCHIS. Responsable de Obras en Canal de Isabel II.