La República Democrática del Congo (RDC) es una nación enormemente rica en recursos naturales, pero, a pesar de ello, enfrenta enormes desafíos para garantizar a su población el acceso a servicios básicos.
Desde principios de 2025, la situación al este de la República Democrática del Congo, sumida en un conflicto eterno por el control del territorio y de los recursos, se ha deteriorado significativamente debido a los enfrentamientos entre el ejército y el grupo rebelde Movimiento 23 de marzo (M23), que ha tomado el control de varias ciudades estratégicas. Esto ha provocado el desplazamiento interno de más de 600.000 personas y ha colocado a la población civil en situación de extrema vulnerabilidad.
Las provincias más afectadas por el conflicto son del Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri, ubicadas al este del país. En Kivu del Sur e Ituri, los grandes desplazamientos de personas que huyen de la violencia hacen más latente la crisis humanitaria, la falta de acceso a servicios básicos y la vulnerabilidad de las mujeres. Estas últimas, utilizadas como arma de guerra, enfrentan altos niveles de violencia sexual.
Además de la infancia, uno de los colectivos más afectados por la pobreza y el conflicto son las mujeres que trabajan en las minas, sometidas a condiciones laborales precarias y a tareas duras y mal pagadas. Al no tener la formación adecuada viven en una constante inseguridad física y económica. Esta situación refleja la paradoja donde la riqueza mineral del Congo, en lugar de impulsar el desarrollo de su comunidad ha perpetuado la violencia y explotación.
Trabajo de Manos Unidas en la RDC
Conscientes de esta situación, Manos Unidas ha puesto en marcha, junto a las hermanas del Buen Pastor, un proyecto destinado a garantizar la seguridad alimentaria en comunidades mineras de Kolwezi, localidad situada al sur de la República Democrática del Congo. El objetivo de esta iniciativa, dirigida principalmente a mujeres que han perdido a sus maridos en accidente en la mina y se dedican al lavado y procesamiento manual de cobre y cobalto, es transformar la realidad de muchas familias, aumentando los ingresos de los hogares. Gracias al programa se han observado mejoras significativas en la calidad de vida de estas mujeres, brindándoles nuevas oportunidades y estabilidad económica, lo que les permite sacar adelante a sus familias y proporcionar a sus hijos la educación que será fundamental para salir del círculo de la pobreza.
Este es solo un ejemplo de los proyectos que Manos ha aprobado en la República Democrática del Congo desde que inició su trabajo en el país africano en 1972. Muchos de estos esfuerzos van dedicados a garantizar el acceso a la salud y a la educación. En los últimos años se han aprobado 60 proyectos que han apoyado directamente a 223.584 personas. En el último año han sido 18 los proyectos que se han dirigida a la mejora de la educación, el acceso a la salud y al agua y al apoyo a la mujer.