Abdoulaye, un niño de la calle de Costa de Marfil que hoy sueña con ser educador social

«Gracias a AKWABA he vuelto a nacer»

Abdoulaye, un niño de la calle que hoy sueña con ser educador social. Fotografía: Paula Guzmán

Abdoulaye Lepage nació en un pequeño poblado rural de Costa de Marfil. Su infancia fue breve pero feliz, hasta que la muerte de su madre lo cambió todo.

Después de su fallecimiento, mi padre se volvió a casar y yo ya no tenía nada que hacer allí. Al principio me dejaba con mi abuela, pero cuando su nueva esposa se quedó embarazada, sentí que les sobraba.

Un día, su padre le dijo que iban a hacer una excursión a la ciudad de Abiyán, la capital económica del país. Abdoulaye se ilusionó. Sin embargo, aquel viaje no era lo que parecía: «Me dejó con una señora desconocida, que decía ser mi abuela materna. Yo no quería estar allí, quería volver a casa, con mi abuela y mis amigos. Así que, unas semanas después, me escapé. Tenía solo siete años».

Seis años y medio viviendo en la calle

Desde ese momento, la vida de Abdoulaye transcurrió entre mercados, semáforos y estaciones. «Pasé frío, hambre y una soledad muy grande. Dormía en cualquier parte, pedía para comer. Vi cosas que ningún niño debería ver jamás».

Su historia es la de muchos. Se estima que más de un millón de niños viven en situación de calle en Costa de Marfil, y que al menos 15.000 lo hacen en Abiyán. Muchos escapan de hogares marcados por la pobreza o el abandono, otros son expulsados por creencias tradicionales que los acusan de traer mala suerte. Sin registro civil, sin acceso a educación, sin derechos: son invisibles.

AKWABA: un hogar, una escuela, una segunda oportunidad

La vida de Abdoulaye cambió cuando los Hermanos de La Salle lo encontraron. «Al principio no quería saber nada, desconfiaba. Pero finalmente acepté ir con ellos. Me acogieron en el hogar AKWABA y me dieron todo: comida, ropa, afecto…, sobre todo, dignidad. Gracias a ellos, he vuelto a nacer».

Abdoulaye, un niño de la calle que hoy sueña con ser educador social. Fotografía: Paula Guzmán
Abdoulaye, un niño de la calle que hoy sueña con ser educador social. Fotografía: Paula Guzmán

El hogar Foyer AKWABA-La Salle, ubicado en el barrio de Abobo‑Avocatier, uno de los más empobrecidos de Abiyán, abrió sus puertas en 1999 para acoger a menores en situación de extrema vulnerabilidad. Allí, 60 niños internos, de entre siete y 17 años, reciben cuidados, educación y acompañamiento. Otros 160 niños y niñas del barrio acuden a la escuela primaria del centro, donde se imparten talleres de alfabetización y formación profesional para mujeres.

El centro se convierte cada domingo en un espacio comunitario de encuentro y deporte. AKWABA también ofrece atención médica y psicológica, trabaja para la reinserción familiar de los menores y, cuando no es posible, busca alternativas como la acogida por otras familias o el traslado a centros de mayores.

Una infancia recuperada

Mi sueño ahora es ser educador social y ayudar a los hermanos a encontrar a otros niños como yo. Quiero devolverle a AKWABA todo lo que me ha dado. Todos los niños deberíamos tener una infancia feliz.

Gracias a Akwaba, más de 160 niños y niñas conseguirán labrarse un futuro. Fotografía: Paula Guzmán
Gracias a Akwaba, más de 160 niños y niñas conseguirán labrarse un futuro. Fotografía: Paula Guzmán

Gracias a este hogar, Abdoulaye ha recuperado su dignidad y tiene un proyecto de vida. Su testimonio es uno de los muchos que podemos encontrar en Costa de Marfil, la historia de tantos niños que hoy caminan sin rumbo por las calles de Abiyán. Sin embargo, también es un símbolo de lo que se puede lograr con compromiso, ternura y una oportunidad. Gracias al trabajo de nuestros socios locales y al apoyo de personas como tú, pueden volver a empezar.

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