Ruth Chaparro nos habla de la realidad que están viviendo los pueblos indígenas en Colombia durante la crisis originada por el coronavirus y de las acciones de FUCAI, socio local de Manos Unidas, para ayudar y acompañar a estas comunidades, las cuales han visto agravadas sus condiciones de vida a causa de la reclusión y el confinamiento.
Ya en otras épocas ha habido epidemias como gripes y viruelas que han acabado con pueblos enteros. Estamos muy preocupados por las condiciones de salud, la desnutrición y la falta de atención sanitaria pronta, oportuna y pertinente, que en muchas zonas de nuestro país siguen siendo inexistentes o insuficientes, así como la ausencia de controles adecuados para proteger a estas comunidades indígenas. Para el gobierno estos pueblos no son una prioridad.
Tanto la subdirectora de FUCAI como las autoridades indígenas advierten que el aislamiento en la Guajira se está dando en circunstancias precarias sin recibir ninguna información sobre el coronavirus. Además, señala la urgencia de poner en marcha planes de acción para cubrir las necesidades básicas de estas comunidades indígenas y contar con el respaldo del gobierno para hacer llegar a las poblaciones los recursos necesarios.
En la Guajira, el equipo técnico local de FUCAI ha realizado operativos estas últimas semanas para acceder a los territorios indígenas que se encuentran clausurados y poder llevar complementos alimenticios multimezcla a cerca de 2.000 personas en 33 comunidades wayú en el municipio de Manaure, con el apoyo de Manos Unidas y otras organizaciones. La producción y entrega de estos complementos son indispensables para rescatar a niños y niñas con desnutrición severa.
«Necesitamos acciones urgentes en el marco de esta pandemia. Aumenta la preocupación porque no se han tomado las medidas ni se ha hecho un plan con participación de las autoridades y de las organizaciones indígenas y, en este momento, más de 4.000 rancherías wayú del sector rural no tienen garantizado de forma efectiva el acceso al agua, a alimentos y a la salud».
«Teniendo en cuenta que trabajamos con pueblos en alto riesgo de desaparecer y que el contagio por coronavirus podría ser fatal –afirma Ruth Chaparro–, estamos promoviendo que las organizaciones indígenas hagan su propio plan de protección y ya varias vienen avanzando en ese sentido. Por ejemplo, que mientras no sea indispensable, no salgan de sus comunidades, que fortalezcan sus propios cultivos y, sobre todo, mantengan una alimentación sana, nutritiva y variada en lo posible con productos locales».
Estos pueblos, que han sido invisibilizados, son ahora más motivo de preocupación; por eso agradezco a Manos Unidas, que siempre logran ver lo que no se ve, y confío en que continúen en la lucha por un mundo más igualitario, más incluyente, más justo. Que a pesar de la adversidad no se olviden de los olvidados, porque sin el apoyo de ustedes no tendríamos la oportunidad de ayudar a estas comunidades.
Ruth Chaparro, de Fucai, socio local de Manos Unidas en Colombia: «Vemos esta crisis como una oportunidad para repensar la forma en que estamos habitando el planeta. El cuidado de la vida como un bien colectivo que se pone como centro, junto a la solidaridad y la reciprocidad, la familia y la alimentación».