Por la situación del continente, toda la población está en riesgo.
Por su experiencia de trabajo en África -15 años en la República Democrática del Congo y 17 en Camerún- Cristina Antolín conoce bien lo que suponen las enfermedades y las deficientes estructuras sanitarias en la mayor parte de los países del continente:
En África fallecen miles y miles de personas cada año -entre ellos, muchos niños-, por enfermedades como el paludismo, el sida, la tuberculosis, la hepatitis o el sarampión, entre otras, por no mencionar el ébola.
Estas enfermedades alcanzan en el continente africano cifras muy superiores a la media mundial porque, además, en África, -según Antolín-, disponen de pocos hospitales y centros sanitarios y tienen una ratio muy baja de agentes de salud con respecto a la cantidad de población: “En la mayoría de países africanos tienen menos de 2 médicos y menos de 10 enfermeras por cada 10.000 habitantes, mientras que, por ejemplo en España, a pesar de haber habido una disminución los últimos años, tenemos una media de unos 40 médicos y 50 enfermeras por cada 10.000 habitantes”, explica la médico española.
En la mayoría de los países africanos no hay seguridad social y faltan medicinas esenciales. Todo esto, unido a programas de prevención insuficientes, a la falta de agua y de medidas higiénicas, al hacinamiento de la población y a los desequilibrios alimenticios, hace que haya un gran número de personas vulnerables y con mucho riesgo de desarrollar enfermedades.
Para la religiosa española, la juventud de la población africana, en un continente en el que la mayoría de sus habitantes -el 70%- tienen menos de 34 años y solo el 5 % tienen más de 60 años, no sería un impedimento para que la enfermedad se desarrollara con toda crudeza: “así como en Europa, las personas más vulnerables son las de edad avanzada, en África toda la población deviene en vulnerable, dado que el desarrollo y la aplicación de programas de prevención sanitaria son escasos y la malnutrición está muy extendida”, explica.
Para Cristina Antolín si la pandemia se propagase por África como en otros continentes:
Dado que la mayoría de los habitantes a África no tienen acceso al agua corriente, a productos de desinfección, a materiales de protección como mascarillas o guantes, sería muy difícil frenar la transmisión.
Hasta el momento, el Covid19 no parece estar teniendo gran incidencia en el África Subsahariana, donde el número reportado de personas contagiadas es muy inferior a los que se están produciendo en Europa o en los países del Norte de América, gracias, en gran parte, a la rápida reacción de los gobiernos africanos para hacer frente a la pandemia.
Cristina Antolín alaba el proceder de muchos gobiernos africanos que, conscientes de la vulnerabilidad y limitaciones de su continente, ya están tomando decisiones para cerrar las puertas al virus o contener los casos existentes, evitando su propagación.
Desde casa, Manos Unidas está en contacto continuo con los socios locales con los que trabaja en África, Asia y América. “Estamos recibiendo mucha información desde nuestros proyectos”, asegura Clara Pardo, presidenta de la ONG. “Nos cuentan cómo se está viviendo esta situación en sus países y las medidas adoptadas por los diferentes gobiernos para evitar la propagación de virus y que están afectando al normal funcionamiento de muchos de nuestros proyectos”, explica Pardo.
En los próximos días podremos ver con más precisión el impacto que esta crisis está teniendo en el desarrollo de nuestro trabajo, pero estamos seguros que las consecuencias que esta crisis va a tener sobre los más empobrecidos van a ser muy importantes.