Reflexión de nuestros socios locales de Filipinas.
Nuestros socios locales en Filipinas, ZABIDA y la Alianza Climática Verde Zamboanga, nos hacen llegar un artículo que nos parece valioso y que a continuación reproducimos:
"Los acontecimientos se han sucedido con rapidez y el nuevo virus, que provoca la enfermedad del COVID 19, está “arrasando” el mundo entero como un tifón. Desde el pasado mes de diciembre muchos de nosotros dábamos por sentado su propagación. Sin embargo, no fue hasta el mes de marzo cuando nos dimos cuenta de que el coronavirus había “atravesado” el mundo, convirtiéndose en una pandemia. Ahora estamos realmente alarmados, obligados a prestar atención a su naturaleza y consecuencias.
¿Por qué no fuimos conscientes de las señales de advertencia? ¿Por qué no le dimos la importancia que ahora vemos que merecía? Por lo general, no tomamos conciencia de la gravedad hasta que escuchamos los informes de las elevadas cifras de muertos y moribundos que crecen geométricamente, especialmente si nos son familiares. Tampoco prestamos atención a la crisis hasta que el peligro nos acecha. Los estudios muestran que la mente humana no puede comprender fácilmente el concepto de "crecimiento exponencial" y "probabilidad".
Ocurre lo mismo cuando se trata de la promoción del cuidado del medio ambiente y la mitigación/adaptación al cambio climático. Aceptamos el concepto de cambio climático o de virus, pero no entendemos realmente su importancia hasta que nos afecta en primera persona. Por lo tanto, al igual que ha ocurrido con la transmisión de persona a persona del COVID 19, el cambio climático avanza poco a poco y no somos conscientes hasta que los efectos colectivos se vuelven obvios y dramáticos: el aumento de la temperatura provoca sequías; se derriten glaciares y crece el nivel del mar reduciéndose nuestras costas; los ciclones son más frecuentes e intensos, los incendios forestales más destructivos, cada vez hay más especies en peligro de extinción, etc. Ahora nos vemos obligados a pensar en el significado devastador de todo ello: "me puede pasar a mí" y "debemos hacer algo".
Necesitamos aprender de los desastres que nos han afectado y el coronavirus es uno de ellos. Todo esto está sucediendo en medio de nuestra despreocupada cultura del desperdicio, de la misma manera que las imprudentes emisiones de carbono contaminan el aire, la deforestación desenfrenada conduce a inundaciones repentinas y olas de calor, el uso abusivo y la eliminación de productos no biodegradables (como los plásticos) y la materia inorgánica envenenan la tierra. Y ahora, diversos cambios ambientales están afectando la aparición de diversas enfermedades infecciosas en humanos. Con el tiempo, nuestra TIERRA se ha visto afectada y en gran medida por nuestra propia mano.
Ya sea que el COVID 19 se deba al cultivo de la vida silvestre motivado por la ganancia, a los experimentos con virus y una fuga viral, o por razones de conspiración, bioterrorismo u otros, la actividad humana está innegablemente detrás de esto y cosechamos sus consecuencias. Ahora nos vemos obligados a aislarnos y ponernos en cuarentena a un gran costo para las libertades que una vez conocimos y disfrutamos, incluso abrazar a nuestros seres queridos.
Debemos asumir el suministro limitado de kits de prueba, equipos de protección personal, incluso restricciones en el número de camas hospitalarias y de aparatos médicos que nos pueden salvar la vida, definiéndose su disponibilidad a la edad, raza, comorbilidad y capacidad de supervivencia. A nuestro alrededor, las señales son claras: ingresos bajos o nulos, el hambre, las marcas emergentes de una severa recesión económica. Somos testigos del creciente número de comunidades vulnerables que piden desesperadamente ayuda y responsabilidad social para salir adelante.
Nos guste o no, debemos despertarnos de la complacencia y prestar atención AHORA. Los tiempos exigen estimular una discusión pública real sobre cómo hemos llegado hasta aquí y hacer algo al respecto. Necesitamos replantear nuestro pensamiento lo suficiente como para reconocer un problema importante. No se trata solo de COVID 19 ni del cambio climático. Se trata de conducir nuestro talento hacia la proactividad, tomar medidas de antemano y prepararnos para resistir sin importar las condiciones adversas.
Podemos elegir ser creadores sensibles de un mundo nuevo y valiente, que reconoce y aprecia la presencia de un poder sanador y compasivo que sostiene la vida misma. Podemos definir nuestro espacio y participar en los esfuerzos generales para construir una tierra más segura, más limpia y más verde. Compartimos el sueño de que todos podemos unirnos como personas que se preocupan y son lo suficientemente responsables socialmente como para ayudar a los necesitados y proveer a las generaciones futuras. Estamos todos juntos en esto... En solidaridad y esperanza".
-Reflexión de la Alianza Climática Verde Zamboanga, Inc. y de Zamboanga-Basilan Integrated Development Alliance, Inc. (ZABIDA).
Esta iniciativa se encuentra enmarcada dentro del convenio 18-C01-0996 “Promover la construcción de paz y la cohesión social en Zamboanga y Basilan” que es un programa de cooperación internacional de cuatro años financiado por Manos Unidas y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, implementado en terreno por ZABIDA (Zamboanga Basilan Integrated Development Alliance).