Impulsamos la educación como herramienta para promover los derechos de las mujeres.
Manos Unidas se suma otro año más a la celebración del Día Internacional de la Mujer. Una jornada que cobra especial relevancia en un mundo en el que el hambre, la pobreza, la marginación y el abandono siguen teniendo rostro de mujer.
Este año, Naciones Unidas hace hincapié en la necesidad de alcanzar un mundo digital inclusivo, capaz de garantizar la verdadera igualdad de género. Para lograr esa igualdad, es necesario actuar desde la infancia, puesto que vivimos en un mundo hiperconectado en el que la tecnología está presente en todos los ámbitos de nuestra vida.
A poco más de siete años de la fecha de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es inadmisible que cerca de 500 millones de mujeres mayores de 15 años no sepa leer ni escribir.
«En Manos Unidas sabemos que, para estrechar la enorme brecha de desigualdad que separa, todavía, a hombres y mujeres —fundamentalmente en los países del Sur— es necesario garantizar a las niñas el acceso a una educación de calidad desde edad temprana», asegura María José Hernando, del departamento de Estudios de Manos Unidas. «Solo así se producirán los cambios necesarios para lograr una sociedad más igualitaria», señala.
Para Hernando, una mujer formada desde la infancia tendrá más oportunidades de poder manejarse con seguridad en el mundo digital y eso permitirá, además, que cada vez más mujeres se conviertan en agentes de cambio en sus familias, en sus comunidades y en sus países.
El camino para acabar con todas estas desigualdades pasa, evidentemente, por terminar con todo aquello que impide a estas niñas y mujeres el acceso a la educación, al trabajo y a las decisiones políticas y comunitarias. En este sentido, Manos Unidas apoyó, en el año 2022, 80 proyectos —por un importe cercano a seis millones de euros— que tenían como objetivo garantizar los derechos de las mujeres y la equidad en las comunidades en las que trabaja la ONG
Naira es una joven marroquí que, recién acabados sus estudios superiores, ha conseguido una beca del Instituto Prometheus de Derechos Humanos —socio local de Manos Unidas en Marruecos— para realizar un máster en Canadá. Su historia podría ser la de otras muchas jóvenes que, con voluntad y esfuerzo, son capaces de vencer las barreras y reticencias de sociedades patriarcales que, todavía hoy, marginan y apartan a las mujeres, a las que consideran personajes de segunda.
En los últimos años, Manos Unidas, que trabaja en el Reino de Marruecos desde 1988, ha apoyado especialmente proyectos de formación escolar que giran en torno a los ODS núms 4 y 5, que promueven la educación de calidad y la igualdad de género. Un sector de trabajo que, para muchos países africanos, es el pilar sobre el que descansa el verdadero desarrollo de los pueblos.
Manos Unidas colabora con el Instituto Prometheus de Derechos Humanos realizando distintos proyectos educativos que fomentan la participación de la mujer en la escuela. «Gran parte de estos proyectos se desarrollan en el medio rural, concretamente en la región de Rabat-Salé-Kenitra, donde la cultura y las tradiciones están más enraizadas y las niñas tienen más dificultades para formarse», explica Cristina de Benito, responsable de proyectos de Manos Unidas en Marruecos.
En esta región, en la que viven en torno a 1,4 millones de habitantes, la tasa de desempleo se acerca al 14 % de la población, por lo que muchas familias se encuentran en situación de pobreza y desventaja social. Esto dificulta que las familias apoyen a sus hijas para que continúen su educación, haciendo mucho más difícil que puedan salir del círculo de la pobreza.
Según De Benito, «la situación de desventaja y de desigualdad forma parte de un conjunto de factores que obstaculizan el acceso de las jóvenes a la igualdad de oportunidades. Ellas sufren una mayor discriminación derivada de las grandes desigualdades de género que todavía caracterizan a muchas comunidades en el reino alauita».
En Camerún, más de 680.000 personas han tenido que desplazarse en la zona anglófona para huir de la represión y la violencia. Manos Unidas realiza junto a MBONWEH un proyecto de desarrollo productivo, en el que se plantea la formación de las mujeres campesinas desplazadas en técnicas agrícolas sostenibles y modernas.
Esta educación se complementa con cursos de gestión y comercialización de los productos agrícolas y tiene un componente de sensibilización en derechos fundamentales e igualdad de género.
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En la región senegalesa de Ziguinchor, Manos Unidas trabaja desde 2008 en el departamento de Bignona junto a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Asociación CPAS, con el fin de mejorar la calidad de vida de las mujeres y sus familias.
Una vez que las mujeres ganan en autoestima, el proceso de formación iniciado gana solidez, porque empiezan a verse capaces de hablar en público, y no solo delante de otras mujeres, sino también ante hombres en sus comunidades y con las autoridades locales. Son capaces así de defender sus derechos y los de sus organizaciones.
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En Bolivia, colaboramos con el Centro Juana Azurduy para dar soporte legal y psicológico a las víctimas de violencia de género. En nuestra última visita al proyecto, tuvimos la oportunidad de conocer a Ángela, Nicolaza y Mayerlín.
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En El Savador, la iniciativa, que finalizó a mediados de 2021 en el departamento de Sonsonate, buscaba la promoción de los derechos humanos de mujeres y jóvenes a través de la prevención de la violencia de género y el impulso de la autonomía económica.
Gracias al proyecto, las asociaciones de mujeres fortalecieron sus liderazgos individuales y colectivos a través de su participación en los procesos formativos en la escuela feminista.
Ahora, estas asociaciones de mujeres cuentan con reconocimiento y son referentes en sus municipios por las acciones que ponen en marcha a favor de las mujeres.
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