El domingo, 19 de noviembre, se celebra el «Día Mundial del Retrete 2023».
El próximo domingo, 19 de noviembre, se celebra el «Día Mundial del Retrete 2023», una jornada establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas «con la intención de acabar con los tabúes acerca de los retretes y convertir el saneamiento en una prioridad de desarrollo mundial».
En la comunidad rural de Cochabamba Baja, situada en el distrito ayacuchano de Chiara, una de las regiones con mayores niveles de pobreza de Perú, acarrear el agua para el consumo humano desde el río era una de las principales actividades diarias de mujeres, niños y adolescentes.
Como en la mayoría de las comunidades de Chiara, donde el índice de pobreza puede alcanzar al 66 % de la población, en Cochabamba Baja el número de hogares que, antes de la puesta en marcha del proyecto «Acceso al agua potable y saneamiento en la localidad de Cochabamba Baja», implementado por Manos Unidas y su socio local, la Asociación Servicios Educativos Rurales SER, contaban con un sistema de abastecimiento de agua potable y con instalaciones domiciliarias de saneamiento no llegaba al 7 %. Y el porcentaje de hogares cuyos ocupantes tenían que hacer sus necesidades al aire libre, se acercaba al 18 %.
A esto hay que sumar que el agua disponible era inadecuada para el consumo humano y para otros fines domésticos y pocas personas la hervían o cloraban antes de beberla.
«Todos estos factores originaban enfermedades gastrointestinales que no podían ser atendidas con prontitud al no haber puesto de salud en la comunidad», explica Mariana Ugarte, responsable de proyectos de Manos Unidas en Perú.
Ugarte destaca entre las enfermedades más frecuentes producidas por estas carencias, las infecciones diarreicas agudas, «una de las principales causas de morbimortalidad de niños y niñas en el ámbito rural» y la parasitosis y enfermedades de la piel. Además, añade la responsable de proyectos de Manos Unidas en Perú, «a la deficiencia en la cobertura del abastecimiento de agua potable hay que sumar la falta de un sistema de eliminación de excretas y el desconocimiento sobre condiciones sanitarias del almacenamiento y manipulación del agua para evitar su contaminación».
La solución llegó desde una fuente de abastecimiento de agua segura que manaba en la parte alta de la comunidad, a más de 10 kilómetros de las viviendas. Para ello, se ha contado con la participación activa de la comunidad, que ha aportado su mano de obra.
«Se puso en marcha un sistema de conducción de agua potable por gravedad, después se instalaron conexiones y lavaderos domiciliarios para todas las viviendas y baños. Estas obras vinieron acompañadas de un trabajo de formación de la comunidad para la constitución de las juntas de administración de agua y saneamiento (JASS) con la participación paritaria de mujeres y hombres de la comunidad», describe Ugarte.
En cuanto al saneamiento, la comunidad seleccionó el baño ecológico de arrastre hidráulico, que es una alternativa recomendada por el SER y por el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento de Perú. «Cada hogar cuenta con una caseta exterior en la que se ha instalado un inodoro y ducha, evitando desplazamientos para excretar al aire libre y aprovechando los lodos como abono».
De esta manera, gracias a la colaboración de Manos Unidas la comunidad peruana de Cochabamba Baja puede acceder ahora a los servicios de agua potable y saneamiento de los que han estado históricamente excluidos.
Además de ser derechos humanos, el acceso al agua potable y al saneamiento son servicios fundamentales para la salud de las personas y para preservar la integridad del medio ambiente. Conscientes de ello, en los últimos tres años Manos Unidas ha puesto en marcha 68 proyectos de promoción de la higiene y el saneamiento básico y de formación para la buena gestión de las infraestructuras de agua y para el uso eficiente de este bien, por un importe cercano a los 4 millones de euros.
