El hermano Guillermo, del proyecto Fratelli, narra como han vivido las últimas horas.
El centro Fratelli, donde los hermanos de las congregaciones La Salle y maristas trabajan desde hace años con población refugiada siria, se localiza en lo alto de una colina de la localidad de Rmeileh, situada en los alrededores de la ciudad libanesa de Sidón y a unos 35 kilómetros de Beirut. Desde allí, el hermano de la congregación de La Salle, Guillermo Moreno, ha sido testigo de los últimos bombardeos que han llevado a cabo las Fuerzas de Defensa de Israel sobre el sur del Líbano.
«El de ayer (por el lunes 23 de septiembre) fue un día terrible en Fratelli. Hemos oído cientos de bombas y esto ha sido el caos», relata el religioso español a Manos Unidas.
La Asociación Fratelli lleva trabajando, principalmente con la población refugiada siria de la ciudad de Sidón y alrededores, desde hace más de 13 años. Y hace ocho que Manos Unidas acompaña esta labor que tiene como objetivo cubrir las diferentes necesidades de niños, jóvenes y mujeres que tuvieron que dejar toda su vida atrás al huir de la guerra, a través de programas socioeducativos. Un trabajo que, en una época de gran crisis social y de necesidad, acoge y atiende a los libaneses más vulnerables.
La jornada del 23 de septiembre comenzó como cualquier otra con la asistencia de los niños a diferentes actividades. A las dos horas terminaron los que asistían a los cursos de adaptación y, justo entonces, empezaron unos bombardeos que, según diversos medios, han dejado ya más de 500 víctimas mortales.
En los primeros momentos de tensión, se decidió que todas las profesoras debían volver a sus hogares «y ahí empezó todo. Desde las once de la mañana y hasta la noche fue un no parar de bombas», asegura el misionero.
Ninguna de estas bombas cayó donde se ubican el proyecto y la casa de la congregación, porque los objetivos estaban a cinco o diez kilómetros, pero desde Fratelli pudieron verlas, porque las instalaciones están en un alto. «Y ahora por la mañana –explica Guillermo Moreno- se ven algunas humaredas a lo lejos, pero bastante hacia el sur».
El religioso asegura que en la comunidad están todos bien y han decidido quedarse en el Líbano para seguir llevando a cabo su labor, «aunque, el centro, en principio, permanecerá cerrado durante esta semana. Porque, aunque parece que ahora la cosa está tranquila, dicen que los bombardeos van a continuar».
Desde la semana pasada la situación en el país es muy compleja. Los hospitales viven en el caos y los Fratelli se han ofrecido a Cáritas y al Ayuntamiento «por si hace falta acoger a alguna familia concreta, que necesitan ayuda, pues estamos disponibles para ayudar», asegura el hermano Guillermo.
Recientemente, Manos Unidas ha aprobado un nuevo proyecto de apoyo al programa de costura y confección, dirigido a 90 mujeres refugiadas sirias vulnerables, que les permita aumentar sus oportunidades de subsistencia de modo que puedan mantener a sus hijos y a su familia.
Este programa, puesto en marcha por Fratelli, tiene dos niveles de formación. Al final del segundo nivel a las graduadas se les entregará una máquina de coser y algunos materiales básicos para empezar su propio negocio. Para permitir su asistencia al curso, el personal de Fratelli se hace cargo del cuidado de sus hijos.
El proyecto también va a apoyar a 200 jóvenes y adultos, hombres y mujeres sirios y libaneses, a los que se proporcionará formación profesional en cinco especialidades diferentes como electricidad, mecánica, reparación de teléfonos, cocina y peluquería. Una vez finalizada la formación, recibirán un kit básico para que puedan empezar a trabajar desde casa, unirse a una empresa o montar su propio negocio.