Esclavitud moderna y trata, la lacra que se extiende en Filipinas

Este tipo de explotación afecta a casi 30 millones de personas en el mundo.

Esclavitud moderna y trata, la lacra que se extiende en Filipinas

Pese a que la región geográfica del sudeste asiático ha experimentado un rápido crecimiento económico en las últimas décadas, los países que la componen aún tienen que lidiar con problemáticas muy complejas, como es el caso de la explotación de personas y la falta de respeto a los derechos humanos.

La trata de personas es un problema muy grave que perdura en esta zona, donde miles de personas son víctimas de la explotación laboral y sexual cada año. A menudo, los seres humanos que entran en estas redes son engañados con promesas de trabajo y mejores condiciones de vida, solo para ser traficados a través de fronteras y forzados a trabajar en condiciones extremadamente precarias.

En el sudeste asiático, el tráfico de personas se concentra en dos áreas principales: la explotación laboral y la explotación sexual. La explotación laboral implica que las víctimas, adultos y en su mayoría niños, son forzadas a trabajar en fábricas, granjas, construcción, minería y otros trabajos similares en condiciones infrahumanas. La explotación sexual comprende la prostitución infantil, el turismo sexual y la pornografía. En sectores mayoritarios en esta parte del planeta, como la agricultura y la pesca, encontramos el trabajo forzado, en régimen de esclavitud. Un ejemplo se vería en las plantaciones de palma aceitera, los campos de arroz y los barcos de pesca.

Dentro de la región, el país que más tiene que lidiar con esta lacra es Filipinas. Estado que, según ha manifestado el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), es el epicentro del creciente negocio de la trata cibernética de menores. 

Filipinas ha denunciado en varias ocasiones que sus ciudadanos son explotados en países extranjeros a los que emigran para trabajar. El expresidente filipino Rodrigo Duterte afirmó hace medio año que en los países del golfo Pérsico se estaba explotando de forma inhumana a sus conciudadanos, desplazados allí para trabajar y enviar dinero a sus familiares. 

Desde 2011, 8.000 víctimas de trata han sido rescatadas en el puerto internacional de Zamboanga. De estas personas, 300 eran menores de edad, en su mayoría niñas. Pese a ello, se calcula que el número de afectados puede ser mucho mayor porque existen alrededor de 100 muelles privados en la ciudad que eluden los controles y hay una alta probabilidad de que varios de ellos se usen para actividades ilegales.

Frente a esta situación, Manos Unidas colabora con organizaciones que tienen por objetivo actuar, prevenir y paliar las consecuencias de la trata de personas menores de edad. Uno de los socios más antiguos es la ONG Katilingban Sa Kalambuan Org. Inc (KKI), con la que ha impulsado actividades conjuntas desde hace más de diez años. En 2008 esta organización puso en marcha el Tanglaw Buhay Center, un centro de acogida y reinserción de niñas víctimas de tráfico de personas y violencia sexual que ha logrado ayudar y reintegrar en la sociedad a más de 350 niñas.

Según Katilingban Sa Kalambuan Org. Inc, el negocio de tráfico de personas es muy potente en el sudeste asiático, especialmente en Filipinas, llegando a mover más de diez mil millones de dólares al año. Es por eso que el actuar en contra de la esclavitud moderna es tan importante en estos países en los que estos crímenes son tan frecuentes.

Manos Unidas apoya diversos proyectos en la región que promueven la defensa de los grupos más vulnerables con la intención de mitigar la pobreza y combatir estas injusticias. En los últimos años, estos proyectos se han centrado en Camboya, Vietnam, Filipinas y Tailandia, entre otros, involucrados con la educación, la sanidad, derechos humanos y sociedad civil, medio ambiente y el cambio climático. Hay cientos de miles de personas beneficiadas de estas iniciativas en esta parte del mundo.  

La organización siempre ha buscado apoyar proyectos que impulsen el desarrollo de los derechos humanos en esos países en que aún no se respetan y a facilitarle la vida a las personas de países que lo necesiten, como es el caso de Filipinas, que pese a sus progresos aún tiene muchas problemáticas por abordar.
 


Tanglaw Buhay Center, centro de acogida y reinserción de niñas víctimas de tráfico de personas y violencia sexual que ha logrado ayudar y reintegrar en la sociedad a más de 350 niñas.

 

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