Explosiones en Líbano, el drama que no cesa

Varios proyectos de Manos Unidas se han visto gravemente afectados

Explosión en Líbano. Foto tomada de Associated Press

En la tarde del 4 de agosto dos terribles explosiones atronaron la capital de Líbano, Beirut, y causaron un centenar de muertos, miles de heridos y cuantiosos daños materiales.

A unos seis kilómetros del puerto de la capital libanesa, el lugar donde se produjeron las explosiones, el padre Raymond Abdo, provincial de los carmelitas, sintió moverse su casa y vio como el cielo se cubría con una densa nube de humo blanco y naranja. “Lo que está cerca del puerto, en un radio de unos tres kilómetros, ha resultado muy dañado. Se han roto todos los cristales y el interior de los edificios está destruido”, explica.

“Ha sido casi como un terremoto, una cosa horrorosa. Me cuentan que en el mercado ha sido un horror. La gente lloraba por la calle, caminando sobre los vidrios rotos… Después del drama del coronavirus y de la terrible situación económica, esto es lo que nos faltaba”, lamenta el religioso.

Nuestra clínica, gravemente dañada

A tres kilómetros del lugar de las explosiones, en Bourj Hammoud, el barrio más pobre de la periferia de Beirut, es donde se sitúa el proyecto que se ha visto más gravemente afectado por la terrible explosión: el Howard Karagheusian Medical Centre, un centro de salud con el que Manos Unidas colabora desde hace años.

“Estamos vivos; gracias a Dios estamos vivos. Menos mal que cerramos el centro médico a las cuatro de la tarde y las explosiones fueron a las seis. Ayer atendimos a 250 personas. El centro ha quedado inutilizable, pero nuestro personal está bien y no hemos tenido que lamentar víctimas”, explica Serop Ohaian, director del centro.

La clínica fue creada para atender a la numerosa población armenia del barrio, que se estableció en Líbano hace un siglo, huyendo del genocidio y, a día de hoy, atiende, fundamentalmente, a la población siria refugiada, 70.000 de sus 150.000 habitantes del barrio.

Manos Unidas trabaja con esta asociación desde hace años, “en los últimos meses estamos ayudando a nuestro socio local con una acción de emergencia con la que hacer frente a las necesidades de la población más afectada por el confinamiento y la crisis del coronavirus, pero ya antes habíamos apoyado el equipamiento del centro de salud y la puesta en marcha de un laboratorio”, asegura África Marcitllach, coordinadora de proyectos de Manos Unidas en Oriente Medio.

Situación dramática en el país

Desde Sidón, el hermano marista Miquel Cubels, responsable de los proyectos de Manos Unidas y la Asociación Fratelli en Líbano, uno de los principales socios locales de Manos Unidas en el país asiático, lamenta el suceso aunque agradece que, en el momento de la explosión, en el proyecto con niños sirios e iraquíes que tienen en el barrio de Bourj Hammoud hubieran terminado las actividades.

El barrio de Bourj Hammoud, a las afuera de Beirut. Foto:manos Unidas/marta carreño

“En estos días estamos haciendo campamentos de verano con los niños y, por suerte, ayer, cuando se produjo la explosión, ya no había nadie, porque saltaron por los aires cristales, ventanas y puertas y el centro está muy afectado. Hoy no hemos podido retomar la actividad”, relata el hermano Miquel.

“De todas formas –asegura el misionero español- no hubiéramos podido abrir, porque se han decretado tres días de luto oficial y, además, estamos, también, en un periodo de vuelta al confinamiento porque los casos de coronavirus siguen aumentando”.

El hermano Miquel afirma que, desde hace un año, en Líbano se está viviendo una situación bastante dramática:

“Por un lado, la crisis económica y las revueltas sociales, por otro, la pandemia y para completar, la explosión de ayer que tiene un gran impacto en vidas humanas, en heridos, en colapso de la sanidad y que evidentemente afecta a los programas concretos, como el proyecto de Bourj Hammoud”, explica Cubels.

Proyecto de Fratelli en Sidón. Foto: Manos Unias/Marta carreño

Manos Unidas en Líbano

La crisis de los refugiados, la situación política, el conflicto que no cesa con Israel y el coronavirus hacen que la población libanesa esté cada vez más ahogada. “Esto lleva a que, aunque en los últimos años la acción de Manos Unidas en Líbano se haya centrado en aliviar la situación del colectivo de personas refugiadas, que huyen de la guerra en Siria, estemos apoyando también a la población libanesa más empobrecida”, afirma Marcitllach.

Por ello, a día de hoy Manos Unidas tiene en marcha seis proyectos en Líbano, por un importe total de 295.000 € para dotar de alimentos básicos y atención sanitaria, psicológica y educativa a la población más vulnerable.

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