Guerra de Siria: doce años de muerte y destrucción

El bloqueo y las sanciones aumentan la pobreza en una Siria destruida por la guerra.

Trabajo de los Maristas azules durante la guerra de Siria. Foto: Manos Unidas/Maristas Azules

Se cumplen hoy doce años del inicio de la guerra de Siria. Un conflicto cuyo detonante fueron las protestas civiles que dieron lugar a la conocida como Primavera Árabe. Protestas «muy jaleadas en Occidente», pero que para el doctor Nabir Antaki, médico sirio-canadiense y miembro de la directiva de los maristas azules, a la población siria «solo le han traído muerte y destrucción».

Aunque oficialmente terminada, la guerra sigue causando estragos en Siria. El bloqueo y las sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa a un país desangrado, «está causando más daño que la propia guerra». Recientemente el doctor Nabir Antaki pedía, casi suplicaba, el fin de este castigo.

«Desde 2011, los países occidentales han impuesto sanciones a Siria y a sus ciudadanos lo que ha contribuido al agravamiento de la crisis económica con un grandísimo incremento de coste de la vida y de la pobreza» explica el médico sirio-canadiense. Además, el bloqueo trae consigo una gran escasez de productos básicos como el pan, el combustible para la calefacción, la gasolina o la energía eléctrica, que solo se suministra dos horas al día.


Daños causados por el terremoto en las calles de Alepo (Siria). Foto: Hope/Manos Unidas

El terremoto que el pasado 6 de febrero sacudió el sur de Turquía y el norte de Siria no hizo más que empeorar las cosas en un país al que el bloqueo occidental impide hacer frente a su reconstrucción y que, al carecer de maquinaria pesada, no pudo llevar a cabo las necesaria tareas de rescate de personas atrapadas entre los escombros. «Mucha gente murió por eso», asegura Nabir Antaki desde Alepo, donde los maristas azules no han dejado de trabajar, atendiendo a las personas más vulnerables, desde el inicio de la guerra.

Según Antaki, también contribuyó al desastre el hecho de que las sanciones hayan prohibido la reconstrucción y las inversiones. «Miles y miles de familias estaban viviendo en edificios dañados por la guerra y estas edificaciones fueron las primeras en colapsar con el terremoto», explica.


Trabajo de los maristas azules en Siria. Foto: Manos Unidas/Maristas azules

«Si se hubiera permitido la reconstrucción, no habría pasado esto», denuncia Antaki.

A esto hay que añadir que los equipos médicos están totalmente obsoletos y que las sanciones impiden remplazarlos por otros nuevo. Todo esto, lleva al miembro de la directiva de los maristas azules a lanzar un petición desesperada:

Por favor, pidan a sus Gobiernos que hagan presión para que se levanten las sanciones contra Siria. Los sirios han sufrido mucho y ya es hora de que puedan vivir en dignidad.

En los diez últimos años, Manos Unidas ha destinado 895.000 euros a apoyar a la población de Siria, materializados en 19 proyectos. A esto hay que sumar los más de 131.000 euros designados a tres proyectos de ayuda de emergencia enviados al país asiático tras el terremoto.

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