Podría llamarse María, Isabel, Berta. Podría tener tantos nombres como mujeres que cada día y en todo el mundo, son víctimas de la violencia de género. Millones de mueres y niñas, una de cada tres, han sufrido o sufrirán, como ella, violencia física o sexual por parte de sus parejas o de otros hombres.
Ella podría llamarse María, Isabel, Berta. Podría tener tantos nombres como mujeres que cada día y en todo el mundo son víctimas de la violencia de género. Millones de mujeres y niñas, una de cada tres, han sufrido o sufrirán, como ella, violencia física o sexual por parte de sus parejas o de otros hombres.
Ella vive en San Pedro Sula, la capital económica de Honduras, que hasta el año pasado tenía en su haber el triste record de ser la ciudad más violenta del mundo. Hace tiempo, tras años de palizas y vejaciones, decidió vencer el terror que la atenazaba y denunciar a su marido. Le costó hacerlo, paralizada por el miedo a su pareja y a la reacción de la sociedad.
Pero en su denuncia no estuvo sola. Recibió el apoyo incondicional de todas las personas que forman parte del proyecto de “Atención integral a la violencia de Género en Honduras”, liderado por Cáritas San Pedro Sula, con apoyo, desde hace años de Manos Unidas.
Ella ya no ha vuelto a verle. Ha conseguido retomar la relación rota con sus hijos. Hablar con ellos y contarles. Ella sabe que es fuerte y puede salir adelante. Asiste a talleres donde aprende un oficio que le permita ganarse la vida y ser autosuficiente y recibe apoyo psicológico. Ella ya no llora: “Una lágrima más no. Si tengo que llorar que sea solo por Dios. Por nada más”. “Voy a superar esto que he vivido y sé que voy a salir adelante. Porque tengo a mis hijos y lo voy a hacer por ellos.”
Hasta octubre de 2016, San Pedro Sula registró más de 2.500 denuncias por violencia doméstica. En 2015 fueron 4.468 y 1.574 por agresiones sexuales. Hasta la fecha hay 1.574 mujeres desaparecidas.
El trabajo de Caritas de San Pedro Sula, el organismo para la acción social de la diócesis del mismo nombre, es arduo. En varias ocasiones, y dado el creciente índice de violencia contra las mujeres de la zona, han solicitado apoyo a Manos Unidas para llevar adelante intervenciones tendentes a luchar contra la violencia de género, entendida como violencia física, sexual y psicológica (humillaciones, desvalorizaciones, insultos, amenazas.), que se produce en la familia, incluido el abuso sexual de las niñas en el hogar y otros actos de violencia. Con ello se quiere favorecer las relaciones de igualdad entre hombres y mujeres.
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