Hace ya más de dos semanas que los habitantes de la costa oriental de India miran con preocupación al cielo. El pasado 12 de octubre, el ciclón Phailin entró en el país asiático con una fuerza devastadora. Tan solo en los estados de Odisha y Andhra Pradesh, el número de desplazados se acerca al millón. Las víctimas mortales se cuentan por decenas. Manos Unidas ha respondido a las peticiones de ayuda.
En Manos Unidas no tardamos en recibir las primeras peticiones de ayuda. Nuestros socios locales de las diócesis de Balasore, Cuttack y Berhampur, en el estado de Odisha, nos hablaban de daños muy severos. La diócesis más afectada ha sido la de Balasore, que ha visto como la crecida de los numerosos ríos que la cruzan y desembocan en la costa han causado inundaciones en los cuatro distritos que la componen.
Phailin, “el visitante menos deseado”, como nos lo ha descrito el obispo de Berhampur, “llegó y se fue. Y en su camino, mantuvo a la gente sobre sus pies, pero tiró por los suelos árboles y casas”.
Ayuda de emergencia para las víctimas del ciclón Phailin
Beneficiarios: 12.500
Importe: 36.563
La situación ha sido catalogada como catastrófica en casi todo el estado de Odisha y especialmente en el distrito de Ganjam, donde el ciclón tocó tierra con una intensidad 5 y vientos huracanados superiores a los 250 Km./h. Los más perjudicados por las inundaciones han sido los habitantes de las aldeas costeras y de las remotas e inaccesibles aldeas del interior, a las que no llega ningún tipo de ayuda, ni gubernamental ni privada. La Organización ODISA, creada por los padres paúles en 1991, que lleva trabajando con estas comunidades 23 años, solicita nuestra colaboración urgente para dotar de asistencia humanitaria a 2.500 familias que habitan en cuatro bloques gravemente perjudicados y en situación extrema.
Con este proyecto se pretende atender a las víctimas a través de varios campamentos médicos, la distribución de alimentos, agua potable y colchonetas junto con algo de ropa para las mujeres y los niños.
Devastadoras consecuencias
Más de 800.000 personas desplazadas, miles de aldeas sumergidas bajo las aguas, infraestructura destrozada, cosechas anegadas y ganado perdido; miles de vidas rotas.
La gente dice que se les avisó de la violencia de los vientos, y eso salvó muchas vidas, pero nadie avisó del riesgo añadido de las inundaciones, por lo que la población se vio sorprendida y sin tiempo para reaccionar. Algunos solo pudieron salvar sus vidas al huir a refugiarse en las zonas altas y junto a las carreteras. Ahora, cuando el viento ha dejado de soplar y las aguas vuelven poco a poco a su cauce, las consecuencias son más visibles. Estas personas lo han perdido todo: sus hogares, redes, botes y catamaranes…
Solo con el tiempo y nuestra ayuda, podrán rehacer sus vidas.
Mira todo lo que puedes hacer tú para apoyar proyectos con Manos Unidas.