Pedimos la paz en Tierra Santa y el cese de forma inmediata de las hostilidades.
El pasado 7 de octubre Israel vivió un ataque sorpresa sin precedentes desde Gaza, que ha llevado a una escalada de violencia en Oriente Próximo. El papa Francisco ha pedido el fin de un conflicto que amenaza la vida de cientos de miles de personas y que ha causado miles de muertos.
El pontífice ha expresado el dolor que le producen los actuales sucesos entre Israel y Palestina:
Pienso en tantos..., especialmente en los pequeños y en los ancianos. Renuevo mi llamada para la liberación de los rehenes y pido con fuerza que los niños, los enfermos, los ancianos, las mujeres y todos los civiles no sean víctimas del conflicto.
Francisco pide, también, que «se respete el derecho humanitario, especialmente en Gaza, donde es urgente y necesario garantizar corredores humanitarios y socorrer a toda la población». Y reclama el fin de este y de todos los conflictos al grito de «¡Que no se derrame más sangre inocente (…)! ¡Basta ya! ¡Las guerras son siempre una derrota, siempre!».
En Manos Unidas estamos abrumados y profundamente conmovidos por los acontecimientos que están sucediendo en Israel y Palestina, donde, desde 1992, realizamos proyectos al desarrollo para conseguir que los más vulnerables puedan tener acceso a los derechos humanos, la educación, la sanidad y a cubrir sus necesidades básicas. Seguimos con mucho dolor lo que sucede en la zona, y expresamos nuestra profunda preocupación por la pérdida de inocentes y la evolución de la crisis humanitaria en Gaza.
Los socios locales de Manos Unidas aseguran que la escalada de la violencia no permite trabajar en los proyectos de apoyo a la población más vulnerable de la zona.
No se encuentra en funcionamiento la clínica móvil que lleva atención materno infantil a la población beduina de los pueblos de Judea de la Gobernación de Belén. «En Cisjordania todas las carreteras que comunican las ciudades y los pueblos están cerradas. Igual que las verjas. Además, hay colonos en las carreteras y el riesgo de ser tiroteados es alto», según un socio local de la zona.
«Jerusalén está totalmente aislada y Belén está completamente bloqueada. No estamos hablando solo de los controles, sino que los soldados israelíes han puesto bloques de cemento en las carreteras para evitar el tráfico y el desplazamiento por la zona. La situación es muy tensa», según traslada a Manos Unidas un socio local.
La Sociedad de St. Yves, el centro católico de derechos humanos del Patriarcado Latino, en estos días está multiplicando su trabajo dentro de sus posibilidades. La unidad móvil de asistencia paralegal en Beit Hanina, que generalmente funciona solo los sábados, está abriendo todos los días, al igual que las oficinas de Belén, y todo, explican, «a pesar de las restricciones de movilidad derivadas de los tiempos tan difíciles que se están viviendo en Tierra Santa», para dar apoyo a una población muy vulnerable.
«Hemos adoptado un plan de emergencia para poner en marcha la mayor cantidad de trabajo posible, teniendo siempre como prioridad la seguridad de nuestros empleados» aseguran.
Los proyectos de desarrollo de Manos Unidas en la región, que abarcan desde la atención sanitaria básica a la población rural o a la población palestina y migrante, hasta la educación para niños con discapacidad, formación profesional, pasando por la salud de las mujeres, la atención a la población refugiada, la defensa de los derechos de las mujeres víctimas de la violencia o el acceso al agua potable y al saneamiento, están paralizados.
Tan pronto como la situación lo permita Manos Unidas reanudará sus proyectos y destinará recursos para seguir apoyando a la comunidad devastada. No debemos de olvidarnos de la población civil, de los niños y familias que tienen aspiraciones y sueños y quieren vivir en una sociedad justa y pacífica.
Manos Unidas pide la paz en Tierra Santa y el cese de forma inmediata de las hostilidades para que se ponga fin al ciclo interminable de violencia y sufrimiento que está viviendo la población civil.
Los patriarcas y jefes de todas las Iglesias de Jerusalén han emitido un comunicado conjunto en el que piden el fin del odio y la violencia.
«Estamos viviendo un nuevo ciclo de violencia con injustificables ataques a la población civil. Las tensiones siguen incrementándose, y cada vez son más las personas inocentes y vulnerables que lo están pagando muy caro, según se observa del dramático nivel de muerte y destrucción que se está dando en Gaza», asegura el comunicado.
Para los patriarcas y jefes de todas las Iglesias de Jerusalén los cortes en el suministro eléctrico, de agua, combustible, comida y medicamentos están provocando una «catástrofe humanitaria desastrosa». Esto y la destrucción de las viviendas han provocado que, según Naciones Unidas, cientos de miles de personas hayan tenido que huir de sus hogares.
«Pedimos a todas las partes implicadas una desescalada de la guerra para poder salvar miles de vidas inocentes sin dejar de servir a la causa de la justicia», asegura el comunicado.