Nos visitó en enero de 2019 recién llegada de África, con motivo de la Campaña 60.
Nos visitó en enero de 2019, con motivo de la presentación de la Campaña 60. Recién llegada de África, la hermana Rosario nos habla del trabajo en favor de la mujer en Burkina Faso que la congregación de las Religiosas de María Inmaculada lleva a cabo en el continente vecino.
Un trabajo que, según la religiosa, almeriense de pro, no habría sido posible sin apoyo de Manos Unidas. La suya es una opción de vida “por la mujer, para la mujer y con la mujer”, que, este próximo mes de agosto, cumple ya 25 años.
Porque ser mujer no es fácil en Burkina Faso. A pesar de los esfuerzos de gobiernos e instituciones, la discriminación de la mujer es todavía una constante en sociedades patriarcales, donde el peso de las tradiciones puede más que la propia ley. Las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda, discriminadas hasta en la toma de decisiones que afectan a sus propias vidas.
Si bien están prohibidos por ley, en Burkina Faso se sigue practicando la mutilación genital femenina, el matrimonio forzoso y otras formas de sometimiento que, además, ponen en riesgo la salud de las mujeres. Y no solo eso, la mujer, sobre todo en las áreas rurales más remotas, se ve privada también de su derecho a heredar, a acceder a la educación, a la atención sanitaria o al agua potable.
La educación de las mujeres es fundamental para poner fin a la discriminación. Una mujer educada y formada será capaz de reclamar sus derechos, de hacer frente a la desigualdad y a la marginación. Una mujer educada será una mujer segura, independiente y con voz.
Y ese es el principal objetivo del centro de formación que, con apoyo de Manos Unidas, pusieron en marcha las Religiosas de María Inmaculada en 1991. Desde entonces, cientos de niñas y jóvenes han dejado las aulas con la formación suficiente para poder tomar las riendas de su destino en igualdad con los hombres.
Un grano no hace el granero, pero ayuda a hacerlo y estoy muy segura de que las pequeñas aportaciones, los pequeños sacrificios y las pequeñas privaciones que unos y otros van a hacer van a redundar en un desarrollo más armonioso de la mujer para que ocupe la plaza que le corresponde en la sociedad.