Un paso adelante para los más abandonados

Acompañamos en sus logros a las personas discapacitadas en Nagaland, India.

Personas discapacitadas en India - Manos Unidas - Foto: Asociación para el Desarrollo de Nagaland (DAN)

En Nagaland, uno de los estados más pobres de India, acompañamos los esfuerzos por transformar la dura realidad de uno de los grupos de población más discriminados: las personas con discapacidad.  

A pesar de la riqueza natural de esta región fronteriza con Myanmar, su situación sociopolítica ha ralentizado los avances para lograr el bienestar de una población formada, en su mayoría, por indígenas nagas de pequeñas aldeas dispersas en las montañas. A la fuerte rivalidad entre las distintas aldeas, se añaden las revueltas promovidas por un movimiento separatista, lo que ha generado un clima de tensión que frena el desarrollo de la región y sume a sus habitantes en unas condiciones de vida cada vez más precarias.  

Uno de los grupos más olvidados es el de las personas con discapacidad. Viven ignoradas, con altos niveles de analfabetismo por no acudir a la escuela y sin opciones para ganarse la vida. Aunque la ley reserva un 5 % de puestos en las empresas para personas con diversidad funcional y establece que las escuelas y hospitales deben estar adaptados, estas disposiciones no son respetadas.  

Personas discapacitadas en India - Manos Unidas - Foto: Asociación para el Desarrollo de Nagaland (DAN)

Los mitos ancestrales de las tribus agravan el abandono de estas personas. Son percibidas como «una carga inevitable» que depende solo de la caridad, y resultan aisladas y excluidas de actividades comunitarias y religiosas. Las precarias condiciones económicas empujan a las familias a invertir solo en los miembros con más posibilidades para aportar sustento. Y las iglesias locales solo predican curas milagrosas a través de plegarias, ya que consideran que la discapacidad es un «castigo divino».  

Defendiendo los derechos de las personas con discapacidad 

El mal estado de las carreteras y transportes, así como las carencias del sistema sanitario y educativo, son un importante obstáculo para proporcionar apoyo a las personas con discapacidad. Por ello, durante una visita que realizamos a la región en 2019, la Asociación para el Desarrollo de Nagaland (DAN) –el brazo social de la diócesis de Kohima– nos propuso colaborar en un ambicioso proyecto para hacer más inclusiva a la sociedad naga y que las personas con discapacidad puedan desarrollarse y participar en el día a día de las comunidades.  

Aceptamos la petición y Manos Unidas apoyó un proyecto que ha capacitado a un grupo de voluntarios locales para localizar en 30 aldeas a 275 personas con discapacidad, entre ellas, 49 niños. Se han identificado los tipos de incapacidad –de oído, vista y movilidad, principalmente– y esto ha permitido que cada persona obtenga el certificado oficial de discapacidad y ayudas técnicas. Los equipos de voluntarios realizan visitas domiciliarias para mostrar cómo utilizar estas ayudas y recomendar hábitos de autocuidado.

Personas discapacitadas en India - Manos Unidas - Foto: Asociación para el Desarrollo de Nagaland (DAN)

La señora Amelo, de Meluri Town, experesabas así su alegría al haber participado en el proyecto:

«Estoy muy agradecida al equipo por visitarnos en las casas… Ahora entiendo la importancia de tener el certificado de discapacidad para mi hijo y recibir las ayudas a las que tenemos derecho. Hoy formamos parte de la organización de personas discapacitadas de mi aldea, donde compartimos nuestros problemas y buscamos juntos el camino para resolverlos».

Al mismo tiempo, la fuerte campaña realizada en las escuelas ha logrado que los niños y jóvenes con diversidad funcional se integren con normalidad y reciban una formación profesional. Ha sido especialmente útil agrupar a estas personas en organizaciones locales y promover que se involucren en la vida comunitaria y que tomen sus propias decisiones.  

Todo ello está generando un valioso cambio de actitud en las comunidades y una estrecha colaboración entre organizaciones civiles y religiosas para apoyar a las personas con necesidades especiales en una empobrecida y remota zona del país donde nadie antes había intentado hacer frente a este problema.  

Texto de Rosa Clemente. Departamento de Proyectos de Asia. 
Este artículo fue publicado originalmente en la revista nº 218 de Manos Unidas.  

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