Las personas más desfavorecidas son las que más sufren el impacto de esta crisis, pero son las menos responsables y las que menos herramientas tienen para luchar contra las consecuencias.
La degradación del mundo natural ya está socavando el bienestar de 3.200 millones de personas o, lo que es lo mismo, el 40% de la humanidad.
La gravedad de vivir bajo condiciones climáticas extremas (sequías, lluvias intensas...) afecta directamente al hambre.
Las regiones con las mayores concentraciones de contaminación atmosférica relacionada con los combustibles fósiles registran los mayores índices de mortalidad.
En 2021, los fenómenos meteorológicos extremos continuarán exacerbando la inseguridad alimentaria aguda en las economías frágiles.
Un medio ambiente productivo y saludable contribuye, significativamente, al bienestar del ser humano y al desarrollo económico en beneficio de los pobres del planeta.
Manos Unidas ha profundizado, durante estos años, en la relación entre la lucha contra el hambre y el cambio climático, identificado actualmente como una de las amenazas más graves que viven nuestros socios locales en muchos lugares del mundo.
A través de los proyectos de desarrollo que llevamos a cabo junto a nuestros socios locales, promovemos iniciativas para:
La prevención de desastres es otra labor que abordamos a través de nuestros proyectos, fomentando la resiliencia y reduciendo riesgos en situaciones críticas provocadas por el cambio climático y los desastres naturales.