Amelia Osma
Me piden que escriba sobre cómo ha cambiado Manos Unidas en estos últimos años. Sinceramente puedo hablar sobre el área de proyectos, y concretamente de la gestión de proyectos en África, que es donde he desarrollado la mayor parte de mi trabajo.
Desde el principio Manos Unidas trabajó teniendo en cuenta las necesidades de las poblaciones locales, sin imposiciones por su parte. Esta manera de hacer ha sido adoptada por muchos organismos a lo largo de los años como única manera de conseguir los resultados esperado, lo que ha reforzado, aún más, la base de nuestros proyectos: la escucha, en la que debemos seguir haciendo hincapié.
Sin embargo, desde mi punto de vista sí que ha cambiado la manera de ver a nuestros socios locales y de trabajar con ellos. Todos hemos crecido y hemos aprendido, aquí y allí, a lo largo de los años. Por eso, el diálogo entre unos y otros comienza a desarrollarse en un mismo plano, en un tú a tú. Ya no sólo se solicita y se concede, sino que se reflexiona, se intercambian ideas, se sugieren propuestas. Además, el espectro de nuestros interlocutores se ha ampliado, en unas zonas más que en otras, debido a que los misioneros españoles, con quienes Manos Unidas empezó su andadura y a quienes tanto debemos, se han ido retirando, dejando el espacio a la iglesia local y a lo que llamaríamos la sociedad civil por muy incipiente que ésta sea.
Creo que estos dos hechos: un diálogo más enriquecedor con nuestros socios y la apropiación por parte de estos de las iniciativas de desarrollo, me parecen los cambios más significativos en cuanto a la gestión de proyectos que me ha tocado vivir.