Manos Unidas, presente en el preestreno de "Nuestras Madres"

Nuestras Madres es una película dirigida por César Díaz que da el testimonio de las víctimas de la Guerra Civil Guatemalteca. La cinta obtuvo el Premio Cámara de Oro en Canes y el Premio Cooperación Española a San Sebastián por su gran contribución al desarrollo humano, la erradicación de la pobreza y el pleno ejercicio de los derechos humanos.

El pasado jueves 20 de febrero, Manos Unidas invitó por sorteo al preestreno de Nuestras Madres; una película que nos recuerda la importancia de la lucha por los Derechos de la Mujer y los Derechos Humanos.

Entre los asistentes, destacamos las declaraciones de un grupo de estudiantes del Máster Universitario en Políticas Públicas de la Barcelona School of Management – Universitat Pompeu Fabra:

Mayra Amoretti Casas
Abogada
Pontificia Universidad Católica del Perú 

“Puntualmente trajo más mi atención que la película no usara muchos elementos acústicos u otros, sino por el contrario había silencios que transmitían aun más, como la impotencia o sufrimiento de los afectados en dicho contexto. Así, por ejemplo, las tomas de cada una de las mujeres mayores que pedían ser resarcidas por el Estado; debido a la muerte de sus familiares y el sufrimiento que les conllevó vivir en carne propia la guerra civil.

Las mujeres conducidas por sus miradas firmes haciendo frente a lo vivido con mucho dolor, pero al mismo tiempo contemplaban la desesperanza de varios años por no ser escuchadas, las arrugas que dibujaban el rostro de estas mujeres denotaban como habían sido marcadas a profundidad por el tiempo de impunidad que tuvieron que soportar”.

Pablo Berthely
Abogado
Universidad Nacional Autónoma de México

“Me parece que es una película cuyo mayor valor, más allá de los méritos técnicos que no son pocos, es ser un ejemplo imborrable del poder que tiene la ficción para hacer justicia.

Nuestras Madres es una reivindicación de justicia a una generación de mujeres pero, también, es una reparación de la verdad histórica para todos los jóvenes que nacimos después de los atroces hechos ocurridos en Guatemala a principios de los años 80. Es una emotiva expresión artística que tiene mayor alcance, sin duda, que los esfuerzos políticos, académicos o periodísticos.”

Teresa Laguna Romero
Psicóloga clínica y Clínica Psicoanalítica
Pontificia Universidad Católica del Perú

“Como peruana, esta película me ha permitido recordar la agonía y el sufrimiento por el cual muchos de mis compatriotas atravesaron en los 80; permitiéndome recordar a las comunidades que perecieron a causa del Conflicto Armado Interno.

Aunque es imposible pensar que se pueda olvidar lo vivido, esta película nos muestra que –a través del hallazgo de los cuerpos de las víctimas y la entrega a sus familiares-, los sobrevivientes pueden comenzar a darle un nuevo sentido a sus vidas.

Así, Nuestras Madres ha logrado colocar frente a nosotros la realidad de muchos países latinoamericanos que -habiendo pasado ya años- aún tiene víctimas por reparar”.

Sofía Abarca
Abogada
Universidad de Costa Rica

“Como centroamericana, la película tocó fibras sensibles en mí.

Por un lado, fue muy significativo acercarme un poco más a la historia de mi región y ver, con dolor, el homenaje a las mujeres víctimas del conflicto, pero, por otro lado, me preocupa lo poco que sabemos de nuestra propio pasado y lo poco que ese conocimiento se incentiva.

Es urgente que nos apropiemos de nuestra historia, de nuestras raíces, y hagamos de todas las luchas de esas mujeres y tantas que siguen sufriendo por el desgaste social que los conflictos han provocado en América Central”.

Rodrigo Huesca
Ciencias Políticas
Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM)

Nuestras madres es una obra que no te deja indiferente. Esta película que busca retratar la realidad Guatemalteca, y la fuerte conmoción que la guerra civil deja hasta la fecha entre sus habitantes, logra trascender las fronteras del país y hacer de voz de otras latitudes latinoamericanas. El dolor, la violencia y la impunidad que se reflejan entre sus escenas resultan el común denominador de una región con una concepción sui géneris de la moralidad y de la guerra.

Al verla, el espectador queda inmerso en una historia que, si bien recibe nombre y apellido para efectos cinematográficos, no tiene rostro. Es una narración que se repite una y otra vez, a lo largo del tiempo y a lo largo del espacio entre cientos de mujeres, hombres, niños y niñas de todo el continente”.

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