El misionero Sergio Godoy presenta su nuevo libro "La Montaña de Basura"

Sergio Godoy posa junto al cartel de Mans Unides

El jueves 6 de junio, Sergio Godoy, impulsor de la Ciudad de la Esperanza en Guatemala, presentó su nuevo libro "La Montaña de Basura" en Barcelona. En un acto celebrado en la Librería Claret, el religioso explicó los orígenes de la ciudad creada alrededor de un vertedero situado en Cobán, a 160 kilómetros de la capital guatemalteca.

La primera visita a Cobán

Al comenzar su charla, Sergio Godoy explicó cuál fue su primera visión al llegar al vertedero de Cobán, cuando todavía no se vislumbraba la creación de la Ciudad de la Esperanza: «Encima de la montaña había hombres, mujeres y niños y niñas rompiendo bolsas plásticas para sacar de entre ellas cosas que les pudieran ser útiles para vender en el reciclaje: plástico, aluminio, chatarra, vidrio, cartón y no tenían ninguna protección en las manos y no se ayudaban más que de un pedazo de rama para romper las bolsas y disminuir el riesgo de accidentes... pero después tenían que hurgar entre el papel higiénico y las porquerías que había para poder rescatarlo».

Mural que dóna la benvinguda a la Ciutat de l'Esperança

Ver aquella situación hizo que Godoy se sintiera con la obligación de reaccionar: «Hubo dos cosas que intuí en este momento y a las que solamente con el tiempo les puede poner palabras y eran que mi vida ya no iba a ser la mía y la otra, que no podía quedarme cruzado de brazos». Además, se dio cuenta de que debía agradecer la vida que él había tenido en comparación a los residentes del vertedero: «Y así fue que al volver a casa encontré que mi frigo estaba lleno, y que tenía muchos motivos para dar gracias por la vida que había tenido, por las oportunidades que había tenido desde pequeño de cometer locuras, de soñar, de leer muchos libros, de arriesgar, de haber sido incluso loco... y que yo tenía comida para mi mesa (quizás muy pocas veces me han sabido tan sabrosos los frijoles con queso como entonces)».

El libro se puede adquirir por 12 euros en la delegación de Barcelona de Manos Unidas, situada en la calle Provença 229, 1º1ª. El horario es de 08 h a 15 h, de lunes a viernes. También se puede comprar el libro en línea.

"La Ciudad de la Esperanza de Guatemala nació con una olla y un balón"

No es fácil romper la barrera de la gente que lo está pasando mal, así que Sergio Godoy pensó en la mejor manera de acercarse a ellos: «¿Cómo entrar en ese mundo a pesar del rechazo? Un día se me ocurrió que tenía que llevar un balón de fútbol, y ahí fui con mi balón de fútbol un sábado y me llevé una bolsa con panes untados, creo que con frijol nada más. Pero ahí comenzó a ocurrir algo, se movió el primer engranaje de todo un mecanismo que no me iba a dar cuenta de los resultados que iba a arrojar. Y posteriormente, a esa bolsa de panes se unió una olla maltrecha que estaba en la parroquia, que usaban los catequistas en sus reuniones, y con una olla y un balón comenzó la aventura de la Ciudad de la Esperanza».

Olla y balón, símbolos de la Ciudad de la Esperanza

«Hoy por hoy somos todo un equipo que da acompañamiento integral desde Educación Social, atención en derechos humanos y acompañamiento a las víctimas de violencia doméstica o sexual, atención psicológica y seguridad alimentaria hasta donde se puede, porque muchos chicos llegan de su casa a Comunidad Esperanza sin haber desayunado, sin haber cenado la noche anterior y para muchos, pese a nuestras limitaciones en materia de alimentación, son los únicos platos de comida dignos que tienen al día», añadió Godoy.

«Cada día acogemos a un promedio de 400 chicos y chicas, y quisiéramos darles lo mejor, pero sobre todo quisiéramos darles la posibilidad de que tengan un sueño esperanzador en su vida. Muchos de los chicos que vienen llegan ya con la infancia rota por la desnutrición, o por los maltratos en casa, o por una historia de violencia de una familia desestructurada, o historias incluso de abuso sexual que muchas veces se quedan enterradas», explicó el misionero.

Sergio Godoy insistió varias veces en la idea de dignificar la vida de los habitantes de la Ciudad Esperanza: «En definitiva, lo que hacemos podríamos resumirlo de alguna manera en intentar dignificar la vida de los pobres. Pero dignifica la vida de los pobres un abrazo, una palabra de aliento, una lágrima que te ayuda a secar; dignifica la vida de los pobres el poder servir los sábados un plato de comida a la gente que viene al vertedero; dignifica la vida de los pobres el alegrarse con ellas cuando por fin y logran un certificado de un curso de panadería o de costura o de algo que les hace recordar que también son personas. Y dignifica la vida de las personas, obviamente insisto, el prestarles la voz, convertirnos en profecía viviente pese a nuestras imperfecciones, porque entiendo que yo mismo en primer lugar, y la Ciudad de la Esperanza también, está poblada por seres humanos como cualquier otro lugar, e intenta ser una comunidad, una comunidad de buenas noticias, una comunidad esperanzadora, intenta ser un referente en materia de acompañamiento, pero es lo que es, y a pesar de ello creemos que merece la pena seguir adelante».

"Hay días en que nada consuela como el abrazo de un pequeño que me hace recordar que para su frágil barquita somos el puerto más seguro que podría encontrar".

Las mujeres en Guatemala

Las mujeres lo tienen especialmente difícil en Guatemala: «Yo en alguna ocasión le pregunté a muchos de ellos ¿qué quieres ser cuando seas mayor? No sé. Las niñas especialmente no lo sabían, porque ser niña en Guatemala y sobre todo en las zonas rurales o marginales es ser perdedora por partida triple: por ser mujer, por ser indígena y por ser pobre. La invisibilidad de la mujer por parte de las estructuras estatales y por parte de las mismas estructuras sociales es de hecho un dato muy doloroso».

Alumnas de los cursos para mayores de la Ciudad Esperanza

La injusta muerte de Mate

El escritor guatemalteco quiso recordar a Mate, un joven estudiante de la Ciudad Esperanza que fue asesinado por narcotraficantes. Al hacerlo no pudo reprimir las lágrimas:

«Ha habido también cosas que me han roto aún más el corazón, y ha habido duelos que he tenido que procesar, y cosas sobre las que he tenido que llorar amargamente, y lo digo con sinceridad. A mí no me gusta llorar frente a la gente, cuando comparto mis vivencias; y a veces no me gusta llorar cuando estoy solo. Pero hay cosas que aún me siguen como tocando la herida, y una de ellas fue la historia del "Manteca". Parece un mote muy ofensivo, pero los motes son comunes en el entorno porque se los ponen a los niños para que "el negrito" no se los lleve. Es una figura del imaginario colectivo que puede llevarse el espíritu del niño si se aprende su nombre; entonces necesariamente tiene que tener un sobrenombre o un mote.

Al Mante, estaba terminando el último año de bachillerato, lo mataron las balas de un narcotraficante, de un sicario más bien. Le lloré...y le seguí llorando por muchos años. Leía esta carta, que en su momento le escribí para intentar cerrar el duelo, y me daba cuenta de que, efectivamente, en cada chico que se me aparecía por ahí con su gorra, mi ilusión era que al volver la cara fuera él, que efectivamente no se había ido. Pero ya no estaba, ya no estaba; y entonces entendí también lo que tendría que significar, porque vinieron otras muertes después: el hecho de no tener vergüenza, de desnudarme; y de levantar un escándalo mediático para protestar contra la violencia y contra la corrupción. Y que nada me merecía estar en la Ciudad de la Esperanza si no era capaz de arriesgar el pellejo para defender la vida de los pequeños, porque creo que la Ciudad de la Esperanza no es un lugar para cobardes, no es un lugar para cobardes».

La charla completa de Sergio Godoy se puede consultar en este enlace.

Galería de imágenes: 
Sergio Godoy posa junto al cartel de Mans Unides
Sergio Godoy se emocionó al recordar a Mate, un chico asesinado por las maras
Los asistentes a la presentación tuvieron la oportunidad de charlar con el autor del libro
El presidente de Manos Unidas Barcelona, Joan Martí, junto a Sergio Godoy

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