Mujeres -madres, abandonadas y solteras-, sufren una desvinculación afectiva materno filial que les lleva incluso a abandonar a sus hijos en las calles, donde ejercen la mendicidad, y hasta los venden en el mercado de adopción ilegal. Es indispensable que salgan de la marginación.
Este proyecto de Manos Unidas tiene como fin que las mujeres y los niños vulnerables puedan acceder a sus derechos civiles, y por extensión, que accedan a los servicios sociales de educación y sanidad, y así impedir su exclusión social.
“Tuve el privilegio de conocer a Amina, asistente social del Centro Baraka de Nador. Baraka significa bendición, y realmente es una bendición para la mujer, los jóvenes y niños encontrar una ayuda cercana para solucionar sus problemas”, cuenta María, la voluntaria de Manos Unidas Valencia.
“La mujer en África, así como en Marruecos, tiene sed de derechos que hoy día su sociedad le niega”, explica María. Las estadísticas hablan de que más del 62% de las personas mayores de 15 años son analfabetas. Y, solo el 29% de la población ha terminado la escuela elemental, mientras que el 6,2 % accede a una formación profesional.
Además, el desempleo femenino está entre el 50 y 65 %. Las cifras varían entre la ciudad y las aldeas.
Manos Unidas aporta ayuda financiera con diferentes proyectos en la zona -Tanger, Oujda y Nador- relacionados con los derechos civiles y los servicios sociales para mujeres y niños en situación de vulnerabilidad.
El Centro Baraka desarrolla trabajo en el área social, la responsable del servicio, Amina, es el alma de este lugar y sabe tratar a cada persona con el afecto y la profesionalidad que se merece. Amina recibe a las madres con dificultades, solteras, divorciadas y repudiadas; también se ocupa de los niños de la calle.
“La mujer tiene un potencial importante: ella dona la vida, educa a los hijos, mantiene el hogar, es responsable de la economía, del equilibrio de la familia, de la armonía del hogar… ¡lo es todo!”, ha expuesto María.
Según María, Amina es la dulzura personificada, presta atención a cada persona como si fuera única, y les hace sentir importantes. Ayuda a las madres a obtener un Libro de Familia cuando no lo tienen, porque no es raro que el marido, por cualquier motivo, abandone la casa y además niegue el Libro de Familia a su esposa e hijos. De este modo, perjudica a sus propios hijos ya que les deja sin identidad (legalmente no existen) y por lo tanto, no pueden acceder a la escolaridad, ni a la sanidad. Además, como suelen carecer de solvencia económica, les exponen a la marginación.
La responsable del Centro Baraka, Amina trabaja activamente para que las mujeres obtengan el Libro de Familia, lo que supone un largo camino con tres posibilidades de solución:
El siguiente paso es entregar los documentos al Tribunal, donde el juez pide de 50 a 200 dirhram por cada niño y según el estatus de la mujer. Por el informe pide 1€ que equivale a unos 10 dirham. Todo esto resulta muy complicado para mujeres sin recursos económicos y sin conocimiento legal alguno.
Por otra parte, el Centro Baraka apoya también a las madres solteras y repudiadas, porque no son bien vistas ni en su familia ni en la sociedad y tienen dificultades para salir adelante. “Suelen ser mujeres muy jóvenes, -según ha referido María Londero- a las que el servicio social propone formación”, que es la siguiente:
- Alfabetización si no la tiene.
- Idiomas: español, francés e inglés.
- Formación profesional: cocina, pastelería, guardería, confección, bordado a mano o a máquina.
“Nos llamó gratamente la atención durante nuestra visita al taller de costura el orgullo con el que mostraban un vestido de novia que habían confeccionado. Se lo probó una de las jóvenes y para todas ellas aquel momento era muy especial: reían felices y satisfechas mostrando de lo que eran capaces”, nos cuenta María Londero rememorando aquel día. Recuperar la autoestima, sin duda, forma una gran parte de la enseñanza de estas mujeres que han recibido tan poco en su vida.
Aprendizaje de niños y jóvenes
Y mientras las madres estudian o se forman, los niños están cuidados. Por una parte, reciben una comida completa a las 12 horas.“El día que acudimos al Centro, el menú se componía de un plato de lentejas, un huevo duro, pan, yogur y una fruta. Los platos quedan limpios”, recuerda la voluntaria de Valencia. “No sólo vimos, sino que degustamos la comida, ¡estaba sabrosa!”, afirma María.
El refectorio tiene capacidad para 40 niños, y las madres pagan una cantidad de acuerdo con su economía. Además de la comida de mediodía, reciben también un bocadillo para las 4 de la tarde.
Y por otra parte, después de la comida, una educadora les imparte un curso de refuerzo a los niños con dificultades escolares, mientras que a otros se les ayuda con sus deberes escolares. “Observé –dice María- el comportamiento educado y dócil de los niños, esperando que en su mesa estén todos sentados antes de empezar a comer”.
El Taller de Informática tiene un gran número de jóvenes, sobre todo chicas. Mientras que el Taller de Mecánica se compone sólo de chicos. Las chicas también se suelen incorporar a los talleres de mujeres de costura, confección y repostería.
En definitiva, el Centro Baraka trabaja diversos aspectos de la educación en: