COMPARTIR ES NUESTRA MAYOR RIQUEZA
¿Sería descabellado pensar que Cristo fue rico? Para algunos sí, quizá porque tienen una visión un tanto reduccionista de su persona. Para muchos en cambio, no. Y es que, si de bienes materiales o riqueza cuantificable hablásemos, nos llevaríamos una enorme decepción, pues las condiciones sociales y familiares de Jesús no fueron las mejores. Hoy la cosa es similar o peor. Para nadie es un secreto el escándalo de las enormes cifras de pobres y excluidos sociales que año tras año crecen sin parar. Tampoco son muy entusiastas las previsiones a corto y mediano plazo en cuanto a equidad, clima, libertad religiosa y de enseñanza, etc. Tanto ayer como hoy Cristo tuvo claro que compartir su persona fue su mayor riqueza. Ayer, a través de la comensalía del pan, la predicación novedosa y esperanzadora, la escucha atenta de los sufrimientos de la gente de a pie y la curación sin pegas de los enfermos físicos, psíquicos y espirituales. Hoy, a través de los profetas y santos “de la puerta de al lado”, que, con su ejemplo silencioso, nos siguen animando a seguir emprendiendo la construcción del reino, a través de pequeñas obras.
Poner al hombre y a la mujer en el eje del mundo, fue la prioridad del maestro de Nazaret, poner en el centro a la persona, sin miramiento de su raza, capital o forma de ser, sigue siendo prioritario para la Iglesia. Este año Manos Unidas quiere invitarte a compartir tu mayor riqueza: Cristo; a través del voluntariado, la oración o el sencillo aporte económico del que puedas disponer. Tú eres la mayor riqueza del mundo, de la Iglesia y de Dios mismo. Anímate a poner en el centro a la persona, a visualizar en ella a los pobres del evangelio, a ver el rostro del crucificado que cuenta contigo y que te ayudará a enriquecer a muchos, pero sobre todo a enriquecerte a ti.
Vuestro amigo y consiliario,
Freddy Alberto Pérez
Consiliario de Manos Unidas en la Diócesis de Zaragoza