Los parvularios se convierten en lugares de respiro para niños de entre 3 y 5 años.
En el desierto de Judea, inhóspita región de Cisjordania, los campamentos de los beduinos jahalin están ubicados en pequeñas áreas fronterizas, confinadas entre el muro de separación, los asentamientos israelíes y las infraestructuras militares.
La precariedad caracteriza todos los aspectos de la vida de las más de 5.000 personas, ignoradas por el gobierno palestino que viven en condiciones de extrema vulnerabilidad: sin agua potable ni electricidad y sin acceso a servicios básicos como la educación o la sanidad.
En esta situación, la perseverancia de las misioneras combonianas ha permitido que se introduzcan en las comunidades beduinas y que inicien actividades tendentes a la educación infantil de calidad de niños menores de seis años, como son las guarderías a las que acuden cientos de ellos; además del fortalecimiento comunitario de mujeres y jóvenes.