Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.
800 menores recibirán educación primaria suplementaria en el campo de refugiados de Dzaleka a través de la construcción de un laboratorio de enseñanza digital.
La educación representa una oportunidad para mejorar la capacitación de las personas refugiadas, y brinda esperanza para un futuro mejor, ayuda psicológica para un presente incierto y a menudo, amenazado por los traumáticos recuerdos del pasado.
En este contexto trabaja el Servicio Jesuita a los Refugiados (JRS), socio local de Manos Unidas, gestionando la educación en el campo desde preescolar hasta la edad adulta.
El colegio de Dzaleka está dentro del sistema educativo de Malawi y tiene unos 5.000 estudiantes de primaria. Pese a las diferentes costumbres e idiomas, el desarraigo y las experiencias traumáticas de los estudiantes, es el colegio con mejor nivel educativo del distrito. La escuela incluye un 10% de alumnado de Malawi.
Actualmente el centro está totalmente saturado y algunos cursos tienen un horario muy limitado. Por otra parte, los recién llegados al campo tienen dificultades para ser admitidos en la escuela por falta de conocimientos previos.
En 2016 la organización Profuturo ofreció a JSR la posibilidad de iniciar un proyecto de educación online.
Manos Unidas apoyará el proyecto con la construcción de dos aulas para realizar actividades de educación digital alargará el horario escolar de los 700 alumnos de tercero de primaria con educación adicional y de calidad. Por otra parte, permitirá que 100 niños que están fuera del sistema escolar reciban educación.
En una segunda fase, Profuturo equipará las aulas con acceso a internet y tablets para los alumnos. Se trata de un proyecto piloto y dependiendo del éxito de la iniciativa se extenderá a otros cursos de la escuela. La iniciativa apoyará de manera indirecta a sus familiares, unas 1600 personas.
El socio local JRS aportará un porcentaje de los salarios de las personas que participan en el proyecto (director, constructor y coordinador de educación) lo que supone un 13 por cien del coste total del proyecto.
A una hora de la capital de Malawi, este campo de refugiados se asienta en un terreno inhóspito, sin árboles ni vegetación y tierras poco aptas para el cultivo. Las temperaturas son extremas: frío en invierno, muy caluroso en verano y enfangado durante el periodo de lluvias.
La mayoría de las personas en el campo de refugiados provienen de la región de los Grandes Lagos, y una minoría ha llegado desde Somalia, Etiopía, Eritrea. Actualmente hay 28.000 personas refugiadas y cada mes llegan unas 300-400 nuevas personas. En el campo ya han nacido 1.378 niños.
Su situación es muy dura porque están confinados en campos después de abandonar todo por diversos problemas graves en sus países de origen. Fuera de ese espacio no pueden trabajar legalmente y su tiempo transcurre sin mucha esperanza ni ocupación.
Con esta iniciativa se espera mejorar la situación actual de los menores, los habitantes más vulnerables del campo, ofreciendo más oportunidades para su futuro.
Para que Manos Unidas pueda llevar a cabo proyectos como este.