Acabar con el hambre en el mundo, un espejismo lejano

El hambre afecta a 735 millones de personas.  

Indígenas wayuú en La Guajira (Colombia). Foto:Manos Unidas ONG / Maria José  Pérez

El pasado miércoles 12 de julio, Naciones Unidas dio a conocer la última edición del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI), que destaca que, en pleno siglo XXI, el hambre afecta a 735 millones de personas.  

El informe SOFI, elaborado conjuntamente por cinco organismos especializados de las Naciones Unidas, asegura que, desde 2019 –antes de la pandemia– el número de personas hambrientas ha aumentado en 122 millones, lo que convierte casi en un espejismo el objetivo de Manos Unidas de acabar con el hambre en el mundo. Y más aún el hacerlo a medio plazo, como propugna el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible, que pretende poner fin al hambre para el año 2030.

Causas del hambre en el mundo

La COVID-19 y las múltiples crisis socioeconómicas derivadas de la pandemia de coronavirus, además de las «reiteradas perturbaciones relacionadas con el clima y los conflictos, incluida la guerra en Ucrania», son algunas de las causas que el informe señala como detonantes de este aumento de la inseguridad.  

La recuperación de la pandemia mundial ha sido desigual, y la guerra en Ucrania ha afectado a la disponibilidad de alimentos nutritivos y dietas saludables. Esta es la «nueva normalidad» en la que el cambio climático, los conflictos y la inestabilidad económica están alejando a las personas marginadas todavía más de la seguridad. No podemos seguir haciendo simplemente lo que se ha hecho toda la vida. (QU Dongyu, Director General de la FAO).

Mujer etíope recibe ayuda alimentaria. Foto Manos Unidas ONG/Goril  Meisingset
Mujer etíope recibe ayuda alimentaria. Foto: Manos Unidas ONG/Goril Meisingset

Para Manos Unidas, el hecho de que 735 millones de personas pasen hambre en el mundo es un «fracaso para la humanidad» y el resultado de una desigualdad, cada vez más extrema, que condiciona la vida presente y futura de cientos de millones de personas y de que el mercado de la alimentación haya convertido a los alimentos «en puro negocio».    

Esta situación de desigualdad se manifiesta en la sangrante paradoja del desperdicio de alimentos: mientras que las cifras del hambre siguen subiendo, cada día se pierden o desperdician toneladas y toneladas de alimentos. En España, por poner un ejemplo, cada año se desperdician 7,7 millones de toneladas de alimentos, mientras que seis millones de personas sufren pobreza alimentaria por falta de recursos.

Campesinas bolivianas. Foto: Manos Unidas ONG/Ana Pérez
Campesinas bolivianas. Foto: Manos Unidas ONG/Ana Pérez

De esta manera, el coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas, Fidele Podga, explicaba recientemente que «a nivel global, cerca del 14 % de los alimentos producidos se pierden entre la cosecha y la venta minorista por la falta de demanda en los mercados o la imposibilidad de vender localmente –lo que hace que los propios agricultores pierdan la producción–, por la incapacidad para conservar o transformar en el mismo ámbito rural los alimentos producidos y por pérdidas en el transporte».

África, la más afectada

El Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo explica también que, aunque las cifras mundiales del hambre se han mantenido relativamente estables entre 2021 y 2022, «hay muchos lugares del mundo que se enfrentan a crisis alimentarias cada vez más graves».

Niños de Malawi a la espera del reparto de comida. Foto: Manos Unidas ONG
Niños de Malawi a la espera del reparto de comida. Foto: Manos Unidas ONG

Las cifras disminuyeron en Asia y América Latina, pero siguieron aumentando en Asia occidental, en el Caribe y en todas las subregiones de África.

«África sigue siendo la región más afectada por el hambre, ya que una de cada cinco personas se enfrenta al hambre, más del doble de la media mundial», recoge el informe.

Datos a tener en cuenta

  • Alrededor del 29,6 % de la población mundial, que equivale a 2 400 millones de personas, no tenía acceso constante a los alimentos, a juzgar por la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave.
  • Unos 900 millones de personas se enfrentaban a una situación de inseguridad alimentaria grave.
  • Más de 3 100 millones de personas en el mundo –el 42 % de la población mundial– no podían permitirse una dieta saludable en 2021. Esto representa un incremento global de 134 millones de personas en comparación con 2019.
  • En 2022, 148 millones de niños menores de cinco años (22,3 %) sufrían retraso del crecimiento, 45 millones (6,8 %), emaciación y 37 millones (5,6 %), sobrepeso.
Mujer trabajando el huerto en Palestina Foto: Manos Unidas ONG
Mujer trabajando el huerto en Palestina. Foto: Manos Unidas ONG

El trabajo de Manos Unidas en la lucha contra el hambre en el mundo

Manos Unidas impulsa proyectos de cooperación al desarrollo que promueven una producción y consumo de alimentos más sostenible y que permiten, a su vez, mejorar la calidad de vida de los pequeños agricultores.

Además, propone medios eficaces para combatir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

Y acompaña cientos de proyectos, financiándolos y apoyando tanto a las personas que los lideran como a las comunidades que participan en ellos. Proyectos de agroecología a fin de que la obtención de alimentos se produzca con unas prácticas respetuosas con el medioambiente, donde se garanticen los derechos de trabajadores y trabajadoras, se cuide la tierra y el agua y se empodere a las mujeres.

En España, realiza actividades de educación para el desarrollo, que promueven la conciencia y la participación responsable de la sociedad en las iniciativas que permiten construir justicia y solidaridad.

En el año 2022 Manos Unidas aprobó 106 proyectos, por importe de 8,5 millones de euros, destinados a garantizar la alimentación y los medios de vida de 124.500 personas.

¿Cómo trabaja Manos Unidas para garantizar la seguridad alimentaria?

  1. Nuestros proyectos defienden el derecho a una alimentación sana, nutritiva y suficiente que pongan fin a todas las formas de malnutrición.
  2. Además, promueven sistemas de producción con enfoque agroecológico.
  3. Y apoyan a los pequeños productores mediante la diversificación de cultivos y productos, la modernización de explotaciones agropecuarias familiares o comunitarias y la mejora de técnicas de transformación y comercialización.
  4. Todo ello, poniendo especial énfasis en el cuidado del medio ambiente, mediante la promoción de sistemas productivos sostenibles y apoyando la economía social participativa y los emprendimientos que buscan la producción sostenible y el comercio justo, para mejorar la calidad de vida de las familias vulnerables con prácticas de equidad.

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